El EGOÍSMO 2

http://i799.photobucket.com/albums/yy280/ICAdoral/Selfie-devotional-banner_zpscooahqut.jpg

 

 

 

Miércoles, 02 de septiembre

“El más cruel engaño que sufren los hombres es el que se deriva de sus propias opiniones”

– Leonardo da Vinci

 

En el blog de ayer comencé diciendo que todos somos egoístas, aunque sea algo que nos resulte difícil de admitir. Es un defecto de carácter que se puede ver fácilmente en los demás, pero no en nuestras propias vidas. Y la razón porque nos cuesta verlo en nosotros es porque muchas veces somos egoístas de manera inconsciente. Vas paseando lentamente en el carril izquierdo creando una cola detrás de ti, estás parado en el mismo medio bloqueando a alguien sin darte cuenta. Otra razón por la que el egoísmo es tan difícil de ver en uno mismo, aún cuando actuamos de manera egoísta a sabiendas, es porque nos hemos engañado a nosotros mismos creyendo que lo que nos hace actuar así es porque nos merecemos algo. Pero ya sea consciente o inconscientemente, el problema principal del egoísmo es que siempre conduce al auto engaño.

Auto engaño

Auto engañarse es creer que se nos debe algo, pensar que nos hemos ganado algo o simplemente querer algo; es increíble todo lo que somos capaces de mentir para convencernos a nosotros mismos y conseguir lo que queremos. Si quieres salir de una relación y lo haces aún sabiendo que no deberías, te vas a justificar cuando alguien intente decirte que estás equivocado. Si por el contrario, estás en una relación que no te conviene, eventualmente te vas a engañar a ti mismo para justificar quedarte en ella. Ese es el poder del auto engaño que nos lleva a justificar inclusive lo injustificable. El problema principal con engañarnos a nosotros mismos es que no sólo tiene un impacto adverso en el área de nuestra vida en la que nos hemos engañado, sino que las mentiras que nos decimos a nosotros mismos con el tiempo tendrán un impacto en todas las áreas de nuestras vidas y con todas las personas que nos relacionamos, incluyendo a Dios.

Romanos 11: 34-36 NVI

¿Quién ha conocido la mente del Señor, o quién ha sido su consejero?¿Quién le ha dado primero a Dios, para que luego Dios le pague?

 ¿Quién ha conocido la mente del Señor?

La respuesta a esta pregunta es muy fácil: Nadie ha conocido la mente de Dios”. Pero cuando nos engañamos a nosotros mismos la respuesta cambia a algo así: Dios me entiende, El entiende porqué lo hice. Ahora resulta ser que yo conozco la mente del Señor y no sólo eso, es obvio que hasta está de acuerdo conmigo.

 ¿Quién ha sido su consejero?

Esta también es fácil de responder: “Nadie le puede dar consejos a Dios”. Pero cuando nos auto engañamos nos convertimos en consejeros de Dios, y le decimos a Dios lo que debe y no debe hacer.

¿Quién ha dado primero a Dios, para que luego Dios le pague?

Y esta última demasiado fácil: “Dios no le debe nada a nadie”. Ah, pero cuando nos engañamos a nosotros mismos creemos que Dios nos debe. Mira Dios, yo me porté bien esta semana, así que ahora me debes, ¿viste Dios que puse dinero en la canasta de la ofrenda? ahora me debes. NO tendríamos nada que dar si no fuera porque precisamente fue Dios que nos los dio. ¿Como es entonces que ahora Él nos debe?

Reconociendo

La respuesta al auto-engaño es reconocer. Tenemos que hacernos las preguntas difíciles, tenemos que preguntarnos en qué áreas de nuestras vidas nos estamos engañando a nosotros mismos. Entonces debemos aceptar la verdad de Dios en nuestras vidas y luego darle toda la gloria a Él.

Romanos 11:36 NVI

Porque todas las cosas proceden de Él, y existen por Él y para Él. ¡A Él sea la gloria por siempre! Amén.

 Padre Celestial no permitas que me engañe a mí mismo tratando de satisfacer mis deseos egoístas, al hacer esto no sólo te robo a ti la gloria, sino que traigo destrucción a mi propia vida. Dame la sabiduría necesaria para reconocer cuando lo estoy haciendo, para luego aceptar quién Tú eres y darte toda la gloria que mereces.