Ama más

 

 

Martes, 24 de abril del 2018

 

 

El cristianismo a veces puede ser algo muy complicado. Porque tenemos una lista con todo lo que estamos a favor y otra más larga con todo lo que estamos en contra. Y como si esto ya no fuese lo suficientemente complicado, también tenemos una lista aún más grande de diferentes denominaciones cristianas y todas ellas tienen una lista con diferentes reglas de lo que se puede y no se puede hacer. ¿Quién tiene la lista correcta? Como les dije, el cristianismo puede ser algo muy complicado. Lo interesante es que se supone que no sea tan complicado, sino que sea algo tan simple que aun los niños lo puedan entender.

 

Después de pasar tres años compartiendo a diario con los doce discípulos, Jesús, sabiendo que su tiempo en esta tierra estaba llegando a su final, decide reunirlos para darles un mandamiento extremadamente importante. Pero antes de darles el mandamiento comenzó por informarles de que Él sabía que uno de ellos estaba a punto de traicionarlo, y señaló a Judas. Luego señaló a Pedro como el que iba a negarlo, no una, ni dos, sino tres veces. Y como si esto ya no estaba complicado de más, les dijo que todo esto era sólo un preludio, porque en el momento de su muerte todos lo abandonarían. Dentro de ese contexto Jesús les da el siguiente mandamiento:

 

“Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”. – Juan 13: 34-35 NVI

 

Debo admitir que el hecho de que algo sea simple no significa que sea fácil. Es más sencillo crear una lista complicada de creencias religiosas que tener que amar a algunas personas. El mandamiento de Jesús a sus discípulos fue simple: “ Ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.” Este mandamiento es simple, pero la verdad que no es fácil. No es fácil, porque Jesús estaba diciendo, sé que Judas me traicionará, sé que Pedro me negará y también sé que todos ustedes me abandonarán, pero nada de eso podrá detener mi amor por ustedes. ¡Ahora vayan y ámense ustedes de la misma manera!

 

Piensa en esto por un instante. Vivimos en un momento muy especial en la historia. Digo esto porque nunca hemos tenido más acceso a las enseñanzas y predicaciones cristianas como las tenemos hoy en día. Puedes escuchar enseñanzas y predicaciones las 24 horas del día en la televisión, en tu automóvil y donde quiera que estés en tu teléfono celular o tableta. Ahora bien, con toda esa información pensaríamos que esta generación sería más receptiva al cristianismo, pero en realidad es todo lo contrario. Vivimos en una generación que no sólo es poco receptivo al cristianismo, sino que también se opone firmemente a el.

Imagínate lo que sucedería si nosotros, como cristianos, predicáramos menos y amásemos más. ¿Qué pasaría si nuestras predicaciones estuvieran precedidas por actos de bondad y amor? Y si en lugar de oponernos a personas o grupos de personas en base a sus estilos de vida y comportamientos escogiéramos amarlos de la misma manera en que Jesús escogió amar a Judas, a Pedro y a todos los discípulos, a pesar de que el comportamiento y estilo de vida de ellos fue lo que lo llevó a la cruz. Yo no soy un genio, pero sé lo que sucedería. ¿Sabes tú lo que sucedería?

 

Es simple, “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”.

 

Padre Celestial, a veces es más fácil vivir mi vida basada en enseñanzas y doctrinas que ni entiendo ni soy capaz de cumplir completamente. Lo difícil es amar a la gente de la misma manera en que tú amaste a Judas, a Pedro y a todos los discípulos. Lo difícil es amar a los demás de la misma manera en que tú me amas a mí. Señor ayúdame a expresar tu amor a los demás de la misma manera en que Jesús expresó su amor por todos nosotros. Ayúdame a servir generosamente a aquellos que son fáciles de amar y también a aquellos que se me hace difícil amar.