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Viernes, 21 de agosto

Ora, aunque no sepas cómo ni porqué

La situación en nuestro mundo cada día es peor. El planeta parece desquiciado; vemos cambios climáticos extremos, algunas veces lo llaman calentamiento global y otras veces cambio climático. Vemos que la gente está actuando irracionalmente e inclusive fuera de control; un joven le dispara a militares hiriéndolos y matándolos en el nombre de su religión, otro hombre entra en un cine y comienza a matar personas sin ninguna razón aparente, un médico habla cruelmente de cómo abortar bebes aparentemente para vender sus órganos, vemos personas siendo decapitadas por causa de creencias religiosas, también vemos disturbios en las calles donde los policías son visto como villanos y los que destruyen propiedades y atacando a la policía como víctimas. Pero el problema es aún mayor, porque también individualmente nos sentimos como que nuestras vidas están fuera de control y el problema es que a menudo no podemos explicar ni entender entendemos porqué nos sentimos de esa manera o porque actuamos de la forma en que actuamos. Entonces alguien viene y te dice que tienes que orar, pero cuando lo intentas no sabes cómo orar ni tan siquiera sabes qué orar, después de todo no entendemos lo que está sucediendo, lo único que sabemos es que las cosas están fuera de control.

Romanos 8: 26-28 NVI

Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y el Padre, quien conoce cada corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros, los creyentes, en armonía con la voluntad de Dios. Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.

En el capítulo 8 del libro de Romanos Pablo le escribe a un grupo de personas que se sentían de la misma manera en que muchos de nosotros nos sentimos hoy, sin poder entender lo que está sucediendo dentro y alrededor de nosotros y en ocasiones ni siquiera sabemos cómo orar. A las personas a las que Pablo les escribe eran creyentes que esperaban grandes cosas de parte Dios, pero contrario a lo que esperaban las cosas, incluyendo el planeta, parecían ir de mal en peor. Pablo les explica que lo que ellos estaban sintiendo era similar a los dolores de parto, hace hincapié en esto diciéndoles que aún el planeta estaba sintiendo estos dolores de parto pero que estos dolores eran una anticipación de lo que estaba por venir. El objetivo de Pablo era animarles a esperar pacientemente a que las promesas de Dios se cumpliesen. Pero luego les deja caer una bomba, él les dice que Dios había puesto en cada uno de ellos el Espíritu Santo para ayudarles, aún cuando se impacientaban o se sentían débiles de tanto esperar. Luego les explica que el Espíritu Santo los ayudaría a orar aún cuando ellos no sabían cómo orar o porqué orar. Que a través de los gemidos y los suspiros Dios utilizaba el Espíritu Santo dentro ellos para orar a Dios a favor de ellos en esos gemidos y suspiros.

Antes me frustraba mucho cuando venía delante de Dios en oración y no sabía cómo orar ni porqué orar. Es que no sabía que en esos momentos a través de mis suspiros y gemidos el Espíritu Santo de Dios en mí estaba orando a Dios a mi favor. Por eso, tomando el ejemplo de Pablo, me gustaría animarte a que nunca dejes de orar, aún cuando no sabes cómo orar o porqué orar, porque en esos momentos el Espíritu Santo en ti ora a Dios a tu favor.

Ora

Forma parte de un grupo de oración en tu iglesia

En nuestra iglesia tenemos grupos de oración. Domingos en la mañana, vigilias los viernes y también tenemos grupos pequeños dedicados a la oración.

 

Haz de la oración un hábito diario.

Es buenísimo orar en grupo, pero además de esto deberías crear el hábito de orar a diario, de manera personal; y la buena noticia es que cuando no sepas cómo orar o porqué orar el Espíritu Santo intercederá por ti a través de tus suspiros y gemidos.

Padre Celestial gracias, porque aunque venga delante de ti para orar sin saber cómo hacerlo tu Espíritu Santo lo hace por mí pidiendo exactamente lo que es bueno para mi vida. Gracias por tanto amor Señor, aunque no lo merezco Tú cuidas de mí y me ayudas a vivir una vida controlada en un mundo descontrolado.

 

 

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