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Martes, 21 de septiembre

Ayer decidí que quería una avena para el desayuno, pero después cambié de parecer y terminé desayunando café con tostadas. Planeé terminar un proyecto de mi trabajo, pero luego decidí crear un plan de negocios. Pensaba hacer ejercicio después de que saliese de trabajar, pero cuando llegué a la casa estaba tan cansado que decidí recostarme en el sofá y ver las noticias. Había dicho que iría a mi reunión de la iglesia, pero la verdad es que no tenía deseos de ir, así que me quedé en casa.

Creo que nos sorprendería saber cuántas veces durante el transcurso del día cambiamos nuestros planes, cancelamos citas y volteamos los planes originales. Siempre estamos cambiando de parecer. Algunas personas decidieron casarse para pasar el resto de sus vidas juntas pero eso no duró mucho. Otros establecieron citas para ver a su médico, pastor, amigos, o hijos de un matrimonio anterior, para luego cancelarlas o simplemente no aparecer. Otros habían trazado un plan para sus vidas; mantener hábitos saludables, hacer una carrera, formar una familia y establecer una relación con Dios, para luego simplemente moverse en otra dirección. Todos lo hacemos, siempre estamos cambiando de parecer.

Aunque sea difícil de admitir no somos tan confiables como creemos que somos y las personas que nos rodean tampoco lo son. Así que, ¿porqué nos enfocamos tanto en nosotros mismos? O, ¿porqué dependemos tanto de los demás? ¿No es precisamente estabilidad lo que necesitamos? ¿Alguien que se preocupe por ti y que nunca vaya a cambiar de parecer? ¿No quieres a alguien en quien puedas confiar aún cuando tú no eres confiable? ¿Necesitas estabilidad? ¿Alguien en quien puedas confiar plenamente?

Números 23:19 NVI

Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?

 Piensa en lo siguiente: Dios nunca hace una pausa para recuperarse. Él nunca tiene que detenerse para comer. Nunca se siente cansado y nunca duerme. Jamás necesita ayuda, ni pide consejos. Su fuerza no disminuye. Dios nunca está demasiado ocupado y jamás te va a ignorar. Él siempre estará contigo, porque lo prometió. (Mateo 28:20). Él siempre te amará y no hay nada que te pueda separar de Su amor. (Romanos 8: 37-39) Dios nunca cambia.

Padre Celestial que tranquilidad tan grande es saber que eres un Dios en el que puedo confiar plenamente, que gracias a quien Tú eres puedo vivir con la completa seguridad de que nunca me vas a fallar ni vas a cambiar los planes que tienes para mí, que son buenos y perfectos. Gracias, porque aunque yo no soy nada confiable Tú sí lo eres conmigo. Te amo Padre bueno y perfecto.

 

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