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Miércoles, 02 de marzo

Actuar en ignorancia y luego llamarlo fe es actuar antes de tiempo. El propósito de Dios para tu vida necesita tiempo para crecer y madurar. Cuando Nehemías llegó a Jerusalén para reconstruir los muros de la ciudad, él bien podía haber entrado de inmediato en acción, pero antes de hablar una sola palabra y antes de realizar cualquier acción decidió investigar. Decidió estudiar y analizar la situación en silencio y en privado. Pocas cosas tienen un mayor potencial para descarrilar el propósito de Dios para tu vida que actuar antes de tiempo. Es similar a un polluelo dentro de la cáscara, si nace antes de tiempo nacerá débil y puede que sobreviva tan solo unas cuantas horas. Lo mismo sucede cuando se trata del propósito de Dios para tu vida.

Nuestra tendencia es empezar rápido. La tendencia de Dios es tomarse su tiempo.

• Nuestra tendencia es salir de prisa para vencer y luego terminar abrumados e inclusive vencidos. En el llamado de Dios para nuestras vidas comenzamos abrumados y vencidos para luego terminar maravillados con la manera en que Dios nos condujo a la victoria.

• Nuestra tendencia es la de comenzar con mucha emoción para terminar con mucha frustración. Las cosas de Dios comienzan con una gran frustración y terminan con una gran emoción al ver como Su poder actúa en y a través de nuestras vidas.

• Nuestra tendencia es comenzar con acción seguido de oración al ver que las cosas no están funcionando. Lo de Dios comienza en oración seguido de acciones divinamente dirigidas.

Habacuc 2:2-3 NTV

“Escribe mi respuesta con claridad en tablas, para que un corredor pueda llevar a otros el mensaje sin error. Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará.”

El actuar antes de tempo no es un acto de fe sino más bien es un acto de ignorancia. Tenemos que aprender a buscar y esperar pacientemente en Dios. Él nunca obra antes de tiempo pero tampoco nunca llega tarde.

Lamentaciones 3:25 RVA

 Bueno es el SEÑOR para los que en él esperan, para el alma que lo busca.

 Padre Celestial ayúdame a esperar pacientemente en ti en silencio y en privado, no permitas que me adelante a actuar tratando por mis propias fuerzas de cumplir el propósito que tienes para mi vida. Gracias, porque cuando espero en ti, lo que parece comenzar mal termina de una manera tan buena que quedo maravillado.