¡En sus marcas, listos, fuera! – Bobby Cruz Jr

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Martes, 15 de marzo

 

Dios te creó con un propósito divino y dentro de ese propósito se encuentra el que seas parte de la solución a un problema. Y no cualquier problema, sino el que le preocupa a Dios. Pero antes necesitas poder responder las siguientes preguntas; ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es la solución? ¿Cual es la razón? Y, ¿Porqué debería ser ahora?

 

Cuando Nehemías llegó a Jerusalén el problema era obvio, los muros de Jerusalén habían sido derribados y la gente vivía en desgracia. La solución también era evidente; reconstruyamos los muros. Pero Nehemías sabía que el describir el problema y darles la solución, aunque obvia, no era suficiente, de lo contrario ya habrían solucionado el problema. Así que Nehemías les da una razón; vamos a reconstruir para no seguir viviendo en desgracia. Pero Nehemías no se detiene ahí, sino que procede a darles una razón de porqué este esfuerzo debe hacerse ahora y no más tarde.

 

 

Nehemías 2:18 NVI

 

Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que el rey me había dicho. Al oír esto, exclamaron: —¡Manos a la obra! Y unieron la acción a la palabra.

 

Nehemías probablemente le contó al pueblo cómo fue que esta carga por Jerusalén nació en su corazón. Tal vez les explicó cuan convencido él estaba de que sus circunstancias como copero del rey de Persia nunca le hubieran permitido hacer algo por Jerusalén. Estoy seguro de que les relató el día en que con gran miedo le refirió al rey su dilema y de la sorpresa que se llevó cuando el rey, no sólo le concedió el permiso para venir a Jerusalén, sino que le suministró los recursos necesarios para la obra. En el propósito de Dios para nuestras vidas, es la parte divina la que trae la respuesta a la pregunta de porqué debe hacerse ahora. Porque no sólo fue la presencia de Nehemías, fue su presencia en combinación con su testimonio lo que causó que las personas dijesen, ¡Manos a la obra!

 

Padre Celestial quiero poner manos a la obra en tu tiempo correcto para que se cumpla tu propósito divino en mí, ayúdame a compartir con las personas que Tú quieres que estén involucradas en ese propósito mi testimonio de cómo Tú interviniste de una manera gloriosa y de esta manera ellos sepan que nos llegó la hora de actuar. Gracias porque todo lo haces perfecto.