Comunicando el mensaje equivocado – Bobby Cruz Jr.

 

 

 

Martes, 22 de noviembre

 

Hace unos años, uno de mis amigos que no asiste a la iglesia me llamó y me dijo, “Bobby, tengo que confesarte algo”. Por el tono de su voz era evidente de que estaba bien molesto. “Estaba saliendo del banco cuando vi a dos jóvenes a puntos de entrar, así que abrí la puerta y se la sostuve para que ellos entrasen. Ambos entraron y me pasaron por el lado como si yo fuese sirviente de ellos y ninguno tuvo la cortesía de reconocer el gesto. Esto me puso tan molesto que me di la vuelta y de una manera fuerte y violenta les dije…” Aquí es donde tengo que editar la historia porque no puedo escribir la cantidad de amenazas y profanidades que salieron de su boca hacia esos dos jóvenes. Pero terminó diciendo: “…Qué arrogantes, qué irrespetuosos, lo menos que pudieron haber hecho fue decir gracias”.

 

Lucas 17: 11-19 NVI

Versículos claves: 17-18

Jesús respondió: —Diez hombres fueron sanados, ¿dónde están los otros nueve?  ¿Ninguno regresó a darle gracias a Dios sino este extranjero?

 

Cuando leemos los evangelios descubrimos que Jesús tenía el poder de saber exactamente lo que la gente estaba pensando. Así que cuando Jesús le hace una pregunta a alguien no es porque no sabe la respuesta, sino más bien para beneficiar a la persona a quien se le hace la pregunta. En los versículos que acabas de leer, diez hombres leprosos le rogaban a Jesús que los sanase. Y Jesús en vez de sanarlos les dijo que fueran a presentarse delante de los sacerdotes. Pero de camino fueron limpiados de la lepra. Uno de ellos, samaritano, al ver el milagro decidió regresar y darle gracias a Jesús. Pero los otros nueve nunca se decidieron regresar. Y Jesús les preguntó a las personas que estaban presentes: “Diez hombres fueron sanados, ¿dónde están los otros nueve?”  Jesús obviamente sabía la respuesta a esa pregunta, después de todo Él mismo fue el que los envió a presentarse delante los sacerdotes. Luego les preguntó: “¿Ninguno regresó a darle gracias a Dios sino este extranjero?”. Obviamente Jesús sabía la respuesta a esta pregunta también. Entonces, ¿para qué las preguntas? Porque Jesús quería que las personas presentes se dieran cuenta que desde la perspectiva de Dios no era suficiente el sentirse agradecido sino que también había que expresar el agradecimiento.

 

 

La gratitud no expresada comunica ingratitud.

Estoy seguro de que todos tenemos personas en nuestras vidas a las cuales estamos agradecidos. Pero la gratitud que no se expresa comunica todo lo contrario. Expresa la ingratitud, la falta de respeto y la insolencia, no importa lo agradecido que puedas estar en tu corazón. Así que en esta semana de Acción de Gracias, toma el tiempo para expresarle tu agradecimiento a todas aquellas personas por las cuales sientes agradecimiento en tu corazón. Y recuerda que una persona agradecida es aquella que está dispuesta a regresar y expresar su agradecimiento a aquellos que les han ayudado a avanzar.

 

Padre Celestial hay tantas personas a las que tengo que expresarles mi agradecimiento, porque no basta con que yo lo esté en mi corazón, es necesario que lo exprese para no ser malagradecido porque así me lo enseñas Tú. Pero antes de regresarme para expresar mi agradecimiento a otros quiero ir primeramente a ti, quiero expresarte mi agradecimiento por lo infinitamente bueno que eres conmigo, no sólo esta semana de Acción de Gracias, sino todos los días de mi vida, cada instante, cada día.