Pecadores

 

 

Martes 13 de junio

 

¿Alguna vez te has dado cuenta de que cuando uno de nuestros líderes sociales, políticos, religiosos o una celebridad actúan de manera moralmente corrupta llaman a una conferencia de prensa y confiesan haber cometido un error? Pero aquellas personas que fueron víctimas no ven sus acciones como si fuesen un “error”, sino más bien lo ven como un crimen. Pienso si la persona sabía lo que estaba haciendo, ¿cómo puede ser un error? Si sus acciones fueron premeditadas y planificadas, ¿cómo puede ser un error? ¿Y cómo puede ser un error si continúan repitiendo el mismo mal comportamiento una y otra vez? en algún momento deja de ser un error y se convierte en un pecado.

 

Una persona que sabe que lo que está haciendo está mal pero no puede controlarse a sí misma y continúa cometiendo el mismo “error” se llama pecador. Y en base a esta descripción, creo que todos tendremos que admitir que somos más que “cometedores de errores”, más bien somos pecadores. El problema es que preferimos la palabra “error” porque la palabra “pecado” es una palabra que nos declara culpables, sin salida. Y el mayor problema con el pecado es que rompe relaciones; algunos de ustedes pueden testificar de esto. Si tu amigo o un socio de negocios te robó dinero, lo más probable es que ese acto deliberado alteró adversamente esa relación para siempre. Si tu pareja te fue infiel, lo más probable es que esa infidelidad mató la relación de amor y confianza que tenían. Por esta razón, cuando Jesús hablaba acerca del pecado, Su meta no era la condenación, sino la restauración. Porque Jesús sabía que como el pecado rompe las relaciones la condenación nunca sería suficiente, lo que necesitamos es ser restaurados.

 

Cuando una persona declara ser pecador, ha admitido que es culpable y la gente culpable es condenada por sus pecados. Esta es la razón por la que más bien preferimos decir que cometimos un error. Pero la buena noticia es que cuando lees la Biblia en contexto lo que descubrirás es un Dios amoroso en una búsqueda constante, no de condenar a los pecadores, sino más bien de restaurarlos a una relación con Él. La Biblia dice que Dios envió a su Hijo Jesús al mundo, no para condenar al mundo, sino para salvarlo a través de Su sacrificio en la cruz. Donde fue condenado a muerte para pagar el precio de nuestros pecados.

 

Lucas 5:32 NVI

 

“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”.

 

Jesús no vino a condenarnos o a llamar a los justos “cometedores de errores”, más bien vino a llamar a los pecadores al arrepentimiento. Porque el pecado rompe las relaciones y el arrepentimiento es la puerta que conduce al perdón y el perdón es la puerta a una relación restaurada con Dios, lo cual es la meta de nuestro Padre Celestial.

 

Padre Celestial reconozco delante de ti que soy pecador y me arrepiento de mis pecados, perdóname por las veces que he llamado error a lo que en realidad es un pecado, porque es la única manera de recibir el perdón y de restaurar mi relación contigo y con los demás. Gracias por mostrarme tu gran amor y por darme la seguridad de que me amas y no me condenas.