La Raíz Del Problema

 

 

Viernes 30 de  junio

 

Todo estaba perfecto hasta que…

 

Al principio todo era perfecto, no habían preocupaciones, ni llanto, ni dolor, ni pecado, ni muerte. Dios había puesto a Adán y Eva a cargo de todo; confió plenamente en ellos y a cambio ellos disfrutaban de una relación perfecta con Él. Esto fue hasta el día en que Adán y Eva decidieron desconfiar de Dios y comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, el cual ya Dios les había advertido que no comieran de él.

 

Génesis 3: 1-6 NLT

La serpiente: ” —¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto?

 

Eva: —Claro que podemos comer del fruto de los árboles del huerto. Es solo del fruto del árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”

 

La serpiente: —¡No morirán! Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.

 

El autor: La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y él también comió.

 

En ese momento el pecado y la muerte entraron en el mundo y Adán y Eva habían creado un desastre de proporciones inimaginables; Un desastre tan grande que por más que lo intentaran nunca podrían corregir las malas consecuencias de su desconfianza. Pero debido a que Dios es un Dios compasivo, Él mismo decidió comenzar la tarea monumental de limpiar el desorden que Adán y Eva habían creado. Y Su punto de partida fue a través de un hombre inmensamente imperfecto llamado Abraham, a quien Dios prometió convertirlo en una gran nación, hacerlo famoso y bendecir a todos los pueblos del mundo a través de él.

 

Abraham y su esposa ya se encontraban en edad avanzada, eran una pareja de ancianos y aún las promesas de Dios no se habían convertido en realidad. Abraham todavía no se habían convertido en una gran nación, por el contrario él y su esposa ni siquiera tenían un solo hijo. No estaba más cerca de ser famoso que el día en que el Señor le hizo esas promesas. Y la promesa de ser una bendición para los pueblos del mundo, si el día en que recibió la promesa era improbable, ahora a su edad era imposible.

 

¡Imposible! Una situación imposible era precisamente lo que Dios necesitaba. Dios iba a empezar a limpiar el desastre. Per no sólo iba a limpiar por encimita, Él iba hacer una limpieza profunda, comenzaría la limpieza desde la raíz del desastre. Así que Dios se le apareció a Abraham en su vejez y le dijo:

 

Génesis 15: 5,6 NLT

—Mira al cielo y, si puedes, cuenta las estrellas. ¡Esa es la cantidad de descendientes que tendrás!
Y Abram creyó al Señor, y el Señor lo consideró justo debido a su fe.

 

Para comenzar al limpiar el monumental desastre que el hombre había creado, el primer paso de Dios no fue encontrar un hombre bueno o perfecto, porque como quiera no había ninguno. No, lo que Dios necesitaba para comenzar a corregir el gran desorden era simplemente buscar a alguien que confiara en Él. Pero, ¿por qué Dios escogió la confianza como el primer paso? Porque la raíz de nuestro problema NO ES El PECADO, la raíz de nuestro problema es la desconfianza. El pecado de Adán y Eva fue precedido por la desconfianza, así que el primer paso para resolver el problema fue encontrar a alguien que confiara.

 

Al igual que Adán y Eva, el pecado ha desordenado muchas áreas de nuestras vidas y nos ha distanciado de Dios y no importa lo mucho que lo intentemos, no podemos arreglar el problema. Pero Dios es compasivo; Él quiere hacer por ti lo que tú no puedes hacer por ti mismo. Pero si Dios va poder arreglar tu situación tendrá que comenzar tratando con la raíz del problema, vas a necesitar aprender a confiar en Él verdaderamente. Confiar en Dios es el punto de partida que nos lleva a comenzar a arreglar el desastre en nuestras vidas y que nos lleva a tener una relación justificada con Dios.

 

Padre Celestial no hay algo que desee más que confiar en ti en todas las áreas de mi vida, a pesar de ser como Abraham, una persona inmensamente imperfecta, Tú sólo me pides que confíe en ti para que podamos tener una relación justificada Tú y yo. Gracias por tu gran compasión y por querer arreglar los desastres de mi vida. Te amo y te alabo con todo mi corazón.