Puedes aun cuando no puedes

 

 

Viernes, 20 de octubre

 

La falta de honradez, la falta de respeto, la irresponsabilidad, el egoísmo, la inmoralidad y la violencia; estos son sólo algunos de los muchos males de nuestra sociedad. ¿De donde viene todo esto? ¿Cuál es la causa? Desde el punto de vista sociopolítico el problema es el resultado de las injusticias sociales; la pobreza, la falta de educación, el racismo y muchos más. Muchos de ellos afirman que estas injusticias es lo que ocasiona la falta de integridad y el mal comportamiento. Los sociólogos y políticos dicen que este mal comportamiento es una enfermedad que causa disfuncionalidades en el individuo y por esta razón es que hay tanta falta integridad. Y que como enfermedad necesita ser tratada clínica y socialmente.

 

La Biblia, por el contrario afirma que los problemas que enfrentamos en la sociedad no son el resultado de las injusticias, sino que más bien las injusticias sociales son el resultado de una crisis de integridad. Y la Biblia nos enseña que la solución a etas disfuncionalidades en la sociedad es de orden individual. Y porque es un problema individual nunca vamos a encontrar una solución a través de la justicia social. Por lo tanto, la solución comienza “conmigo” no con “ellos”. Pero es imposible resolver la disfuncionalidad individual cuando la mayoría de las personas piensan que el problema no está en ellos sino que está en los demás.

 

Siempre es más fácil ver la falta de integridad en los demás, lo difícil es reconocerla en mi propia vida. La falta de integridad en los demás siempre nos molesta, pero rara vez nos sentimos molestos por la falta de integridad que existe en nuestras vidas. Tal vez porque prefiero no tener que admitir que hay áreas de mi vida en las que me falta integridad. Creo que todos hemos sido culpables de hacerle promesas a Dios, a un ser querido, y aun a nosotros mismos, de que vamos a dejar de actuar de una manera y comenzar a actuar de otra y en cuestión de días nos encontramos rompiendo esas promesas. Es precisamente por eso que Dios no nos envió una segunda o tercera oportunidad, ni tampoco una versión actualizada de los Diez Mandamientos; es por eso que Dios nos envió a un Salvador, porque no importa cuánto nos esforcemos, en nosotros existe una crisis de integridad, la cual no hemos podido resolver ni política ni socialmente.

 

Juan 15: 5 NVI

“Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. Si permanecen en mí y yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no podéis hacer nada “.

 

Como creyentes, tenemos que reconocer que Jesús no sólo es el modelo de integridad para nuestras vidas, sino que Él también es el método a través del cual podemos desarrollar esa integridad en nosotros. Y ese método no es comprometerse a ser una buena persona, cosa que nunca hemos podido alcanzar completamente. El método consiste en permanecer en Jesús y permitirle a Él desarrollar su carácter en y a través de nosotros. Y mientras más nos damos cuenta de nuestras debilidades, más vamos a estar inclinados a enfocarnos a depender de su poder. Mientras más reconozcamos que tenemos una crisis de integridad individual, más vamos a estar inclinados a de manera individual permitirle a Dios producir el carácter de Cristo en y a través de nuestras vidas. Es por eso que casi todas las mañanas antes de salir de mi casa le pido a Dios que me enseñe sus caminos y luego que me de la fuerza de voluntad para andar en ellos. Porque sé que yo no puedo, pero más importante es saber que Él sí puede hacerlo en mí y a través de mí.

 

Padre Celestial enséñame a cada día de mi vida depender de tu poder para que puedas trabajar de manera individual en mí, sólo así puedo ser una persona íntegra, entendiendo que el problema no es externo, sino que está dentro de mí. Gracias Jesús, por no solo eres el modelo de perfección para mi vida, sino por desarrollar en mí la fuerza de voluntad que necesito para formar tu carácter en mí.