Las cosas no van bien

 

 

Lunes, 06 de noviembre

 

Todos lo hemos hecho en un area de nuestras vidas o otras pero el huir de Dios nunca es una decisión sabia. Una de las cosas que he aprendido en mis muchos años como pastor, es que hay un patrón que se desarrolla en las vidas de las personas que deciden huir de Dios. Tal vez no al principio, pero con el tiempo todos los que corren de Dios pagan un alto precio.

 

Uno de los fugitivos más famosos de la Biblia era un hombre llamado Jonás. Un día Dios le envió a Jonás un mensaje en donde le decía que fuese y le predicase a la gente de la ciudad de Nínive, pero Jonás compró un boleto en un barco y se embarcó en dirección contraria con el fin de huir de Dios. Inicialmente todo iba bien, pero el Señor causó una tormenta tan violenta que amenazaba con destruir la nave. Los marineros, que estaban aterrorizados, descubrieron que la razón de la tormenta era que Jonás había decidido huir del Señor.

 

Jonás 1; 11-15 NVI

¿Qué vamos a hacer contigo para que el mar deje de azotarnos? 12—Tómenme y láncenme al mar, y el mar dejará de azotarlos —les respondió—. Yo sé bien que por mi culpa se ha desatado sobre ustedes esta terrible tormenta. 13Sin embargo, en un intento por regresar a tierra firme, los marineros se pusieron a remar con todas sus fuerzas; pero como el mar se enfurecía más y más contra ellos, no lo consiguieron. 14Entonces clamaron al Señor: «Oh Señor, tú haces lo que quieres. No nos hagas perecer por quitarle la vida a este hombre, ni nos hagas responsables de la muerte de un inocente.» 15Así que tomaron a Jonás y lo lanzaron al agua, y la furia del mar se aplacó.

 

Las cosas no pueden ir bien para los que huyen de Dios

En mi capacidad de pastor he visto a menudo las consecuencias de aquellos que deciden huir de Dios. Lo he visto en la persona que salió huyendo de Dios a través de un matrimonio y regresa años después divorciado y con hijos. Lo he visto en los hombres que salieron huyendo de Dios embarcándose en un negocio y años más tarde regresaron en la quiebra. Lo he visto en tantas diferentes situaciones, personas que salieron huyendo de Dios sólo para regresar golpeados y azotados por las tormentas de la vida. Es que para los que huyen de Dios las cosas no salen bien.

 

La razón por la que no les va bien a los que huyen, es que Dios toma las cosas rutinarias de la vida y las tuerce de tal manera que causen que tengas que devolverte hacia Él. Necesitas entender que hay una conexión directa entre el huir de Dios y las tormentas en tu vida. Estas tormentas no son sólo una coincidencia, es que hay una conexión directa entre el huir de Dios y los problemas que estás pasando. Lo bueno es que hay una solución, hay una salida. Date la vuelta, deja de huir de Dios y corre hacia Él, y lo que encontrarás es que tu Padre Celestial te estará esperando con una fiesta para celebrar tu regreso.

 

Es simple, para aquellos que huyen de Dios las cosas no salen bien.

Padre Celestial sería lo más necio de mi parte pensar que puedo huir de ti y que no me vas a encontrar, Tú lo llenas todo y no hay lugar donde no me encuentres, además de que es tan sencillo evitar las tormentas violentas cuando más bien corro hacia ti, quiero que las cosas me salgan bien y acercándome a ti es la mejor manera de que esto ocurra.