Mentor

 

Sigamos lo que Jesús comenzó

Nosotros, como seguidores de Cristo tenemos la gran responsabilidad de depositar en otros el conocimiento, las destrezas, y las oportunidades que se nos han sido confiadas. Para esto debemos ver la Iglesia como Jesús la ve, no como un lugar sino como un movimiento conformado por personas con una misión que ha prevalecido por mas de dos mil años. Y nos podemos preguntar ¿Cómo es que Jesús siendo un sencillo carpintero judío de una pequeña ciudad fue capaz de levantar un movimiento que se ha mantenido hasta ahora? ¡Recuerda que Jesús nunca ocupó un cargo político, social o religioso! sólo tuvo tres años de ministerio y viajó en una circunferencia de apenas veinticinco millas.

Jesús comenzó como Mentor

Una de las primeras cosas que Jesús hizo al comenzar su ministerio fue escoger a 12 jóvenes sobre los cuales depositaría su conocimiento, dones y grandes oportunidades para el desarrollo de la iglesia como un movimiento. Y les dijo que El mismo edificaría esta iglesia (movimiento) y que aún la muerte no la podría detener. (Mat. 16:18). Y así ha sido, dos mil años después este movimiento no se ha podido detener.

Recuerda que cuando Jesús comenzó tenía apenas unos treinta años de edad y ya a los treinta y tres había concluido su obra. Los doce discípulos que escogió eran todos jóvenes. Se dice que sólo uno de ellos era mayor de veinte años. Definitivamente es un hecho de que una de las principales estrategias de Jesús era el ser mentor de personas jóvenes para que la Iglesia que edificaría quedara en manos de ellos. Una iglesia compuesta por jóvenes y adultos jóvenes entre los 18 y 35 años de edad viviendo para Cristo, con toda seguridad es un movimiento efectivo… ¡aún en los tiempos más difíciles!

Todos formamos parte

Si al igual que yo eres mayor de 35 años, quizás esto te parezca un poco deprimente, ¡pero la buena noticia es que todos formamos parte de la iglesia! Sin embargo, tenemos la gran responsabilidad de ser mentores. Debemos equipar y prepara a esta presente generación para que continúen la obra que Jesús y un grupo jóvenes comenzaron hace más de dos mil años atrás.

Un excelente ejemplo de esto es cuando el apóstol Pablo se dirige a un joven llamado Timoteo y le dice: No permitas que nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza. (1 Tim 4:12).

Pablo no sólo le había concedido una posición de liderazgo dentro del movimiento, sino que continuamente lo equipaba y entrenaba como mentor. Le decía quien tenía que ser y lo que debía hacer. En otra ocasión Pablo le recuerda a Timoteo lo que su madre y abuela habían depositado en él: Pues me viene a la memoria la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que habita en ti también. (2 Timoteo 5). Esto confirma que el trabajo de mentor es tanto para los hombres como para las mujeres, ¡todos formamos parte!

Llevando el Movimiento Hacia Delante

Lo que yo estoy depositando en ti quiero que busques a otros en quien puedas depositar, pero que sean capaces de depositarlo en otros. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. 2 Tim 2:2

De esta manera tan sencilla la iglesia se ha convertido en el movimiento más grande en la historia de la humanidad, cuando entendemos que la iglesia como movimiento es más efectivo en manos de los jóvenes y cuando estamos dispuesto a depositar en ellos, para que ellos a su vez depositen en otros.

¡Ser mentor trae consigo una gran responsabilidad pero también una gran satisfacción! No te pierdas el privilegio de continuar lo que Jesús comenzó.