El administrador

 

 

El administrador

Viernes, 16 de febrero de 2018

 

 

Aquellos de nosotros que vivimos en los Estados Unidos hemos sido grandemente bendecidos por Dios. Somos la nación más próspera financieramente en la historia de la humanidad. Pero no lo sabrías si miraras las estadísticas actuales. Por ejemplo, el 70% de los estadounidenses viven de cheque en cheque, el 80% de ellos están endeudados, más del 25% de ellos no pueden pagar sus cuentas y el 50% no tienen $400.00 en caso de una emergencia. Con tanta prosperidad, ¿cómo puede estar pasando esto? La respuesta es falta de control propio. La falta de control propio lleva a los estadounidenses a priorizar el consumo e ignorar el ahorro. Otra razón para la falta de control financiero es que erróneamente creemos que nuestro dinero es nuestro dinero.

 

Un día, mientras el rey David estaba sentado en su palacio reflexionando después de haber derrotado a todos los enemigos de Israel, le dijo al profeta Natán, estoy aquí viviendo en un palacio mientras Dios vive bajo una tienda de campaña. Y en ese momento el Rey David decidió construirle una casa al Señor. Esta idea le agradó a Dios, pero le dijo a David: “No me construirás una casa porque, como rey guerrero, has derramado mucha sangre”. Más bien tu hijo Salomón me construirá una casa. Entonces esto le pareció bien a David y dedicó el resto de su tiempo a recolectar los recursos necesarios para que Salomón le pudiese construir una casa al Señor.

 

Después de un tiempo, David había obtenido todos los recursos necesarios e inclusive más para la construcción de la casa del Señor. Todos dieron, aquellos que tenían gran riqueza y aquellos que no eran tan ricos. Y en ese momento fue cuando el rey David reunió a la asamblea y en su presencia oró al Señor diciendo:

 

“¡Oh Señor, Dios de nuestro antepasado Israel, que seas alabado por siempre y para siempre! Tuyos, oh Señor, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, oh Señor, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre todas las cosas. La riqueza y el honor solo vienen de ti, porque tú gobiernas todo. El poder y la fuerza están en tus manos, y según tu criterio la gente llega a ser poderosa y recibe fuerzas…”1 Crónicas 29: 10-12 NTV.

 

El Rey David reconoció que todos pudieron dar porque Dios le había otorgado a cada uno alguna porción, a unos más y a otros menos. Pero debido a la gracia de Dios todos pudieron dar. No porque poseyesen riquezas, sino porque Dios les había permitido administrar Sus riquezas. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo lo puso de la siguiente manera: “porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de Él y para Él.” (Colosenses 1:16 NVI).

 

Imagínate por un segundo cuan diferente manejarían las personas el dinero o las riquezas, si en vez de verse como dueños, se vieran como administradores de las riquezas de Dios. Como dueños, no tenemos que rendirle cuentas a nadie. Por lo tanto, no necesitamos control propio. Pero como administradores, se supone que debemos de poder rendirle cuentas al dueño cuando lo solicite. Estoy convencido de que, si las personas actuaran más como administradores y menos como dueños, tendrían más y no tomarían tantas malas decisiones financieras.

 

Preguntas:

  1. Durante el último año, piensa en algunas de las malas decisiones financieras que tomaste. ¿Qué te motivó a tomar esas decisiones?
  2. Cuando piensas en lo que tienes, poco o mucho, ¿te ves como dueño o administrador? Explica por qué.
  3. Al administrar el dinero, ¿cuáles son algunos de los beneficios de ser el administrador del dinero en vez del dueño?
  4. Si Dios te solicitara un reporte de la administración de tu dinero, ¿podrías responder por cada dólar?
  5. Si todo fue creado por Él y para Él, ¿cómo podemos administrar nuestras riquezas de manera que lo honre a Él?

 

Padre Celestial ayúdame a cada día de mi vida administrar lo que te pertenece de manera sabia, porque sé que yo no soy el dueño de lo que tengo sino que todo es tuyo,  te pido que cada vez más yo ponga mis tesoros priorizando tu agenda y no la mía, porque adonde esté mi tesoro ahí corre mi corazón y también te pido que me ayudes a honrarte a través de mis riquezas, dándote a ti primero todo lo que te pertenece y administrando sabiamente todo lo que me confiaste.