Transformando una Generación

 

 

 

Miércoles, 21 de marzo de 2018

 

 

La realidad es que los Estados Unidos no es una nación cristiana, es una nación secular basada en valores judeocristianos. Es por esta razón que somos la nación con el mayor porcentaje de cristianos en el mundo. La base de nuestras leyes y nuestros derechos constitucionales de la búsqueda de la vida, la libertad y la felicidad se apoyan casi por completo en los principios judeocristianos. Y a través de la historia de nuestra nación, los cristianos siempre fuimos respetados como una parte favorable, necesaria y vital de nuestra sociedad. Pero en las últimas décadas eso ha cambiado drásticamente. Organizaciones como la ACLU por algunos años han demandado eliminar los Diez Mandamientos (la base de nuestras leyes) y cualquier otro símbolo cristiano o bíblico de la exhibición pública. El alcalde de Houston quiso exigirles a los pastores que le entreguen al gobierno una copia de sus sermones para revisarlos en busca de incitación al odio. En las escuelas y en los eventos deportivos de las escuelas ya no se permite orar y en la Liga Nacional de Fútbol te puedes arrodillar para protestar contra la bandera, pero no te puedes arrodillar para dar gracias a Dios. ¿Cómo hemos llegado hasta este punto?

 

Para ser justo, quiero también presentar el otro lado de esta ecuación. Tenemos más de 50 mil denominaciones cristianas que difunden la Palabra de Dios. Hay aproximadamente 2,400 estaciones de radio cristianas y al menos 100 redes de canales de televisión de máximo alcance dedicadas a compartir la palabra de Dios en los Estados Unidos. Agrégale a esto todas las estaciones de radio y todos los pastores que transmiten en vivo a través de las redes sociales. La verdad es que la palabra de Dios está siendo diseminada más que en cualquier otro momento de la historia del mundo. Entonces, ¿por qué ha caído tanto la percepción de los cristianos en esta generación?

 

“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad… …De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia.” – Juan 1: 14-16 NVI.

 

Juan no describió a Jesús como el balance perfecto entre la gracia y la verdad, sino que lo describió como la plenitud de la gracia y la plenitud de la verdad. No lo describió como una combinación de 50% gracia y 50% verdad, sino más bien, 100% gracia y 100% verdad. El problema con el cristianismo en esta generación es que tenemos una gran abundancia de la verdad, pero una gran falta de gracia. Y la verdad sin gracia no es la verdad de Dios, así como la gracia sin verdad no es la gracia de Dios.

 

La gracia siempre se da como un regalo incondicional. Un regalo de un valor tan alto que su recipiente nunca podría ganarlo o merecerlo. Es un regalo que le cuesta nada al que lo recibe, pero le cuesta todo al que lo da. El problema en esta generación es que vemos la verdad como algo tan poderoso, y con buena razón, pero vemos la gracia como si fuese algo débil. Sin embargo, cuando la gracia precede a la verdad, es el poder más grande sobre la faz de la tierra. Cuando la verdad prueba un punto, si no se administra con gracia, tiene el potencial de romper relaciones, causar divisiones y aun guerras. Pero cuando se administra la gracia, ella tiene el potencial de tomar a personas que están en guerra y unirlas. Tiene el potencial de sanar corazones quebrantados. Tiene el potencial de romper barreras sociales, doctrinales, étnicas y raciales. Y tiene el poder de sanar amistades, matrimonios, familias, iglesias, comunidades e incluso una generación completa.

 

Preguntas:

  1. ¿Crees que hay una guerra contra el cristianismo? ¿Crees que la sociedad ha perdido el respeto por los cristianos?
  2. ¿Has notado o alguna vez has sido víctima de la guerra contra el cristianismo? Da unos ejemplos.
  3. ¿Por qué crees que el cristianismo se ha vuelto tan desagradable en esta generación, mientras que al mismo tiempo se comunica y predica la palabra de Dios más que en cualquier otro momento?
  4. ¿Por qué nos sentimos más inclinados a defender “la verdad” que a compartir la “gracia”?
  5. ¿Cómo te sientes como recipiente de la gracia de Dios? Y, ¿cómo te sientes cuando tienes que dispensar la gracia de Dios?

 

Padre amado quiero ser un instrumento de tu gracia, quiero hacer la diferencia en una generación cristiana que se empeña en mostrar la verdad que ha roto tantas relaciones y que nos ha hecho poco atractivos antes los que tanto te necesitan, perdóname por las veces que he luchado por mostrar la verdad y no he dispensado tu gracia a otros, te pido que de ahora en adelante me ayudes a convertirlo en mi estilo de vida, que yo entienda la importancia de mostrar 100% gracia y 100% verdad, tal y como Tú lo hiciste cuando viniste al mundo.