¿Qué tienes en la mano?

 

 

 

Lunes, 18 de junio de 2018

 

En el verano de 1980, Richie Ray y Bobby Cruz, dos leyendas de la música salsa, llegaron a la ciudad de Miami sin ahorros y sin ingresos. Seis años antes, en el año 1974, habían sido declarados los reyes de la salsa en competencia con las principales orquestas latinas del mundo. Un año después de eso, en el año 1975 le dieron sus vidas a Jesús y dejaron los escenarios. La iglesia cristiana no los quiso aceptar y los fanáticos de la salsa los abandonaron llamándolos traidores a la música y la cultura de la salsa. En el verano de 1980 llegaron a Miami con su identidad hecha pedazos y con una influencia que había disminuido drásticamente, al igual que sus ingresos.

 

 ¿Qué tienes en la mano? —preguntó el Señor. Una vara —respondió Moisés.

Déjala caer al suelo —ordenó el Señor. Moisés la dejó caer al suelo, y la vara se convirtió en una serpiente. Moisés trató de huir de ella, pero el Señor le mandó que la agarrara por la cola. En cuanto Moisés agarró la serpiente, esta se convirtió en una vara en sus propias manos. – Éxodo 4: 2-4.

 

La vara de Moisés representaba tres cosas, su identidad, quien él era, un pastor. Representaba su influencia, lo que hacia. Y representaba sus ingresos, lo que tenía. Cuando Moisés dejó caer su vara al suelo cobró vida, pero cuando la recogió volvió a ser un palo seco. Moisés decidió entregarle su vara a Dios y a partir de ese momento la vara de Moisés se convirtió en la vara de Dios. Fue con la vara que ahora estaba en las manos de Dios que Moisés libró al pueblo de Israel de cuatrocientos años de esclavitud en Egipto. Fue con la vara en las manos de Dios que Moisés y el pueblo escaparon del faraón y sus ejércitos cruzando el Mar Rojo en seco. Y luego en ese mismo mar quedaron ahogados el faraón con todo su ejército. También fue con esa misma vara en sus manos que Dios a través de Moisés le dio de beber agua a más de un millón de personas en el desierto. Estos son solo algunos de los ejemplos de lo que se logró a través un palo seco porque Moisés decidió entregárselo a Dios.

 

En el verano de 1980, cuando Richie Ray y Bobby Cruz llegaron a Miami, las iglesias no quisieron aceptarlos ni siquiera como visitas y mucho menos como miembros. Pero un día se encontraron con una pareja que tenía un almacén de muebles y que amable y generosamente les permitió reunirse allí para orar y estudiar la palabra de Dios. Esta reunión pronto se llenó de personas curiosas que venían a ver lo que estaba sucediendo. A medida que crecía el número de personas se hizo necesario encontrar un lugar más adecuado para reunirse. Fue entonces cuando Richie y mi padre Bobby, cuyas reputaciones habían sido destrozadas por haberles entregado sus vidas a Jesús, decidieron firmar un contrato discográfico por solo $10,000 para adquirir un espacio más adecuado para que la iglesia se pudiera reunir en él. La reunión pronto se convirtió en una iglesia y creció y creció y unos 38 años después unas cien mil personas han aceptado a Jesús como su Salvador en esta reunión, aproximadamente 35,000 de ellos han sido bautizados y unas 72 iglesias se han abierto a través del mundo. Y cuando añadimos sus conciertos y eventos evangelísticos, la cantidad de personas que han aceptado a Jesús a través de su ministerio no puede contarse, pero suman a millones.

 

Un día, al igual que Moisés, Richie y Bobby decidieron entregar sus identidades como músicos de salsa, su influencia y sus ingresos a Dios y, como dicen, el resto es historia, pero una historia que treinta y ocho años después sigue agregando cada vez más capítulos.

 

¿Qué tienes en la mano?

 

Si lo mantienes en tus manos solo será un palo seco, pero si se lo rindes a Dios cobrará vida y se convertirá en una poderosa herramienta de valor eterno en las manos de Dios.

 

Padre Celestial te entrego todo lo que tengo en mis manos para ayudar a otros a acercarse más a Jesús, porque sé que sólo Tú puedes darle vida a cada área seca de mi vida. Así como esa vara representaba para Moisés su identidad, influencia e ingresos, lo que yo tengo en mis manos representa lo mismo y quiero rendírtelo a ti Señor, porque en mis manos sólo son eso, un palo seco, pero en las tuyas cobran vida y tienen un gran valor eterno.