Administrando el dinero de manera simple

Invertir el dinero puede ser una tarea muy complicada. Existen una gran variedad de cuentas en las cuales se puede invertir; como cuentas de ahorros, certificados de depósitos, acciones y bonos, por mencionar tan solo algunos. Ahora imagínate que visitas a un asesor financiero con el fin de que te ayude a administrar parte de tu dinero. Lo primero que el asesor financiero te va a preguntar es ¿cuál es tu meta? Digamos que le dices al asesor que te gustaría invertir una parte de tu dinero en un fondo de educación para tus hijos y otra parte para tu retiro. Después de escuchar los consejos del asesor decides darle cierta cantidad de dólares para que los administre. Unas semanas después llamas al asesor financiero y le preguntas, ¿cómo está mi inversión? ¿Qué pensarías si su respuesta fuese, “lamento decirte que se me presentaron algunos problemas financieros personales y tuve que gastar tu dinero”. ¿Cómo reaccionarías? ¿Qué le dirías? Me imagino que te molestarías y lo más seguro es que le dirías que no era su dinero y no tenía ningún derecho de gastarlo. Le dirías ese dinero era mío y te lo confié para que me lo administraras, era para el bienestar mío y no el tuyo.

El hecho es que nuestro dinero realmente no es nuestro dinero. Piénsalo de esta manera, cuando morimos no podemos llevárnoslo con nosotros. Sólo somos administradores del dinero por un período de tiempo, después de morir alguien más va a manejarlo. La Biblia dice que Dios es el dueño de toda la riqueza, y que nosotros simplemente administramos algunas de ellas por un período de tiempo.

1 Crónicas 29: 10-12 NTV

«¡Oh Señor, Dios de nuestro antepasado Israel, que seas alabado por siempre y para siempre! Tuyos, oh Señor, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, oh Señor, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre todas las cosas. La riqueza y el honor solo vienen de ti, porque tú gobiernas todo. El poder y la fuerza están en tus manos, y según tu criterio la gente llega a ser poderosa y recibe fuerzas.

Invertir el dinero no debería ser una tarea tan complicada, en realidad debería ser muy simple. Puesto que no somos dueños de nuestro dinero, sino más bien los administradores del dinero de Dios, ¿por qué entonces no preguntarle a Dios cómo es que Él quiere que le administremos su dinero? Así de simple.

Proverbios 3: 9-10 NTV

Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. Entonces él llenará tus graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino.

Padre Celestial que ni por un momento yo crea que el dinero que me confiaste me pertenece y yo puedo hacer con él lo que quiera, tan solo yo soy tu administrador. Ayúdame a invertirlo de manera que te honre a ti siempre y con un propósito eterno, porque al final del día no me llevo nada.