Midiendo la carga

 

 

Jueves, 13 de abril de 2018

 

 

Nuestros autos tienen medidores que nos permiten evaluar a qué velocidad estamos manejando, la cantidad de combustible que tenemos en el tanque, la temperatura del vehículo y muchas otras funciones. Nuestros teléfonos celulares tienen censores que nos permiten evaluar la fuerza de la señal y la vida de la batería. Nuestros bancos nos envían declaraciones de cuentas para que podamos evaluar la cantidad de dinero que tenemos disponible. En nuestras vidas diarias tenemos todo tipo de herramientas para evaluar, sin embargo, ¿cómo evaluamos las áreas importantes de nuestras vidas? ¿qué medidores, censores o declaración de cuentas tenemos para evaluarnos física, emocional, relacional y espiritualmente?

 

Ustedes corrían muy bien la carrera. ¿Quién les impidió seguir la verdad?

– Gálatas 5: 7 NLT

 

En el versículo que acabas de leer, el apóstol Pablo al escribirle a los Gálatas usó una pregunta como herramienta para evaluar lo que les había impedido seguir su camino como seguidores de Cristo, comparándolo con una carrera. Porque las preguntas son una de las mejores herramientas para evaluar nuestras vidas. Las preguntas que nos hacemos cumplen dos propósitos principales. Primero, establecen lo que es importante. Y segundo, nos dan dirección. Si eres un padre o una madre, probablemente le has hecho a tu hijo la siguiente pregunta en muchas ocasiones: ¿Hiciste tu tarea? ¿Por qué esta pregunta? Porque esta pregunta les comunica a nuestros hijos lo que es importante y establece una dirección en sus vidas. Y mientras más repetimos la misma pregunta, más les estamos comunicando lo que es importante y en qué dirección deberían estar caminando.

 

En el post de ayer miramos dos de las cuatro áreas importantes de nuestras vidas que deberíamos evaluar constantemente. Y usamos las preguntas como la herramienta principal para evaluarnos dónde estamos física y emocionalmente. Hoy vamos a ver las otras dos áreas de nuestras vidas que deberíamos evaluar constantemente y una vez más vamos a utilizar las preguntas como nuestra principal herramienta de evaluación.

 

Las otras dos áreas de nuestras vidas que deberíamos evaluar:

 

  1. Evalúa dónde te encuentras relacionalmente

¿Estás enojado con alguien? ¿Hay alguien que está enojado contigo? ¿A quién no le estás hablando? ¿Quién no te está hablando a ti? ¿Cómo están las cosas con tu pareja? ¿Con tus padres? ¿Con tus hijos? ¿Con tus amigos? ¿Con tus compañeros de escuela? ¿Con las personas que trabajas? ¿Estás en paz con todo el mundo? ¿Está todo el mundo en paz contigo?

 

  1. Evalúa dónde te encuentras espiritualmente

¿Estás leyendo tu Biblia diariamente? Y no como una práctica religiosa, sino como la principal manera de escuchar a Dios. ¿Estás orando todos los días? ¿Por la mañana? ¿Por la tarde? ¿A la hora de dormir? ¿Estás confiando en Dios? ¿O confías en tu fuerza de voluntad? Si no estás escuchando a Dios ni hablando con Dios, definitivamente no estás confiando en Él.

 

Las preguntas son la herramienta que nos ayuda a evaluar dónde estamos. Pero no es suficiente hacernos preguntas de vez en cuando; necesitamos aprender a evaluarnos a través de las preguntas repetida y consistentemente. Al igual que con nuestros hijos, que el lunes les preguntamos si hicieron su tarea y el martes les volvemos a hacer la misma pregunta. ¿Por qué persistimos en hacerles las mismas preguntas día tras día? Porque establecen lo que es importante y les dan dirección a sus vidas. Lo mismo se puede decir de las preguntas que nos hacemos a nosotros mismos.

 

Padre Celestial ayúdame a evaluarme relacional y espiritualmente, gracias por la herramienta de las preguntas que me has dado para seguir corriendo bien la carrera y seguir la verdad; sé la importancia de las relaciones en mi vida, sobre todo en mi relación contigo, por eso te pido que me ayudes a constantemente hacerme las preguntas que aparecen arriba para evaluarme en estas áreas tan importantes de mi vida y mantenerme confiando en ti.