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Jueves, 23 de agosto de 2018

 

Al observar el mundo de hoy parece que cosas como la honestidad, la veracidad, el respeto, la responsabilidad y la integridad no tienen un gran valor. Sólo observa a nuestros candidatos políticos que buscan alcanzar la presidencia de los Estados Unidos; parece que están compitiendo para ver cuál puede llegar a ser más deshonesto e irrespetuoso. Lo triste es que esto es simplemente un reflejo del resto de la cultura, y peor aún, muchos de nosotros que nos decimos llamar cristianos sufrimos del mismos mal, de falta de integridad.

 

El problema es que se nos hace más fácil señalar la falta de integridad en otros e ignorar la nuestra. Y si somos honestos, la falta de integridad en nuestras vidas no nos molesta tanto coma la falta de integridad en las vidas de los demás. Y en las ocasiones en que nos damos cuenta que no estamos siendo íntegros nos comprometemos a ser mejores padres, esposos, hijos y cristianos, comenzamos bien pero no podemos ser consistentes. Entonces abrimos la Biblia y descubrimos que nuestro Padre Celestial nos ha creado para ser moldeados al carácter de su hijo Jesús, algo que parece ser totalmente imposible. Porque si me das un poco de tiempo puede que me convierta en una mejor versión de mí mismo, pero llegar a tener el carácter de Jesús simplemente lo vemos como algo imposible. Seamos honestos, ¿cuan cerca estás tú de tener el carácter de Jesús?

 

La buena noticia es que es más fácil ser moldeado al carácter de Cristo que convertirte en una versión mejorada de ti mismo. Sí, eso mismo fue lo que escribí, es más fácil ser como Cristo que comprometernos a ser una versión mejorada de nosotros mismos. ¿No es cierto que tienes áreas en las que necesitas cambiar y no has podido? Y te comprometes a ser más amoroso, honesto, paciente, pero no has podido lograrlo consistentemente, aunque le prometiste a Dios que nunca más. Y si no podemos ser consistentes en las áreas que sabemos que tenemos que cambiar, ¿qué nos haría pensar que será más fácil obtener el carácter de Cristo? Permíteme responderte esa pregunta con las siguientes palabras de Jesús:

 

Juan 15: 5 NVI

Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

 

Al leer las palabras de Jesús descubrimos que El no solo es el modelo, sino también es el vehículo, para llegar ser hombres y mujeres de integridad. Dicho de otra manera, aunque Jesús es el modelo, la intención de Dios nunca fue que fuésemos imitadores de Jesús, su intención era que permaneciésemos en Jesús. Hay una gran diferencia entre estar comprometidos a imitar a Jesús y estar comprometidos a permanecer conectados a Jesús. Imitar a Jesús es imposible, pero el estar conectado no lo es. Jesús dijo que sin Él nada podríamos hacer. Pero que si permanecemos conectados Él produciría mucho fruto en nuestras vidas. Y en la Biblia el fruto habla del carácter y de la integridad de la persona.

 

Por lo tanto, nuestro compromiso no debería ser el de imitar a Cristo, eso es imposible. Nuestro compromiso debería ser el de permanecer conectados a Cristo y permitirle a Él producir los frutos en nuestras vidas. La meta es poder reconocer nuestras debilidades y luego depender de su fuerza. La meta es vivir cada día orándole a Dios diciendo, yo no puedo pero tu sí puedes a través de mí. Y mantenerte conectado a Jesús 24/7, esto si vale la pena.

 

Padre Celestial, gracias por tu amado Hijo Jesucristo, porque Él no sólo es mi modelo, sino también el vehículo para yo poder ser una persona íntegra. Ayúdame a estar conectado a ti en todo momento Jesús, para que puedas producir tus frutos en mí, sé que dependo de ti para todo y desarrollar integridad no es una excepción, vale la pena estar conectado a ti, no sólo porque reconozco mi debilidad y puedo depender de tu fuerza, sino que también disfruto de tu gran amor en mi vida.