La Vid, las Ramas y el Fruto

 

 

Lunes, 27 de agosto de 2018

 

 

Casi toda todo el mundo se considera una “buena persona” y sí, lo más probable es que tú también te consideres una “buena persona”. De hecho, la gente mala se consideran buenas personas; solo pregúntale a las personas que están encarceladas y la mayoría de ellos te dirán, “No soy perfecto, pero soy una buena persona”. A menudo me pregunto, ¿cómo es que llegamos a esta conclusión? ¿En base a qué nos medimos y cual es nuestro punto de referencia que nos permite concluir que somos buenas personas?

 

Cuando se trata de ser “una buena persona” no sé como es que llegamos a esa conclusión. Me supongo que la mayoría de las personas utilizan como punto de referencia a los demás. Algunas personas religiosas creen que son “buenas personas” porque de acuerdo a ellos practican las leyes de Dios, los Diez Mandamientos, pero si le preguntas a los que viven con ellos probablemente te dirían lo contrario. La verdad es que para aquellos de nosotros que nos llamamos cristianos nuestro punto de referencia no es nada más y nada menos que Jesús. Eso no sólo es una tarea difícil sino imposible. Pero el hecho de que sea imposible para el hombre no significa que sea imposible para Dios.

 

 

 “ Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada”. Juan 15: 5 NVI

 

Como cristianos, hacemos una lista de los atributos del carácter de Jesús y luego le prometemos a Dios y nos comprometemos a aplicarlas. Y después filtramos todas nuestras acciones y reacciones a través de la siguiente pregunta, ¿qué haría Jesús? El problema es que aunque tengamos la buena intención de actuar como Jesús la verdad es que no podemos actuar de manera consistente como Él, y uno de su mejores atributos de Jesús es que es consistente. Así que ya no nos preguntamos, ¿qué haría Jesús? Así que decidimos que es mejor medirnos en base a las demás personas, lo cual nos hace sentirnos mejor porque al final del día siempre voy a encontrar a alguien que está peor que yo.

 

Sin embargo, la buena noticia es que sí podemos desarrollar el carácter de Jesús en nuestras vidas. Peo tenemos que concentrarnos en permanecer conectados a Jesús y no en imitarlo. En la ilustración el fruto es el resultado de las ramas conectadas a la vid. El fruto es el resultado de las ramas permanecer conectadas a la vid y no es el resultado de las ramas imitando a la vid. Es imposible imitar a Jesús pero lo que sí podemos hacer si es permanecer conectados a Él y permitir que su vida fluya en nosotros y que luego produzca sus frutos en y a través de nosotros. Así que nuevamente, no es enfocarnos en imitar a Jesús, sino más bien es enfocarnos cada día a estar conectados a Él.

 

Amado Jesús antes me parecía imposible parecerme a ti, hasta que me enseñaste que esto no se trata de que yo te imite sino de que me mantenga conectado a ti, que eres la vid. Gracias por formar tu carácter en mí, gracias porque lo único que yo tengo que hacer es mantener mi enfoque en estar conectado a ti y de esa manera tú produces tus frutos en y a través de mí.