El Tener Fe Nunca Es Suficiente

 

 

El Tener Fe Nunca Es Suficiente

Lunes, 17 de septiembre de 2018

 

Imagínate una persona que tiene tanta fe en los beneficios de hacer ejercicio que va y compra una membresía de un gimnasio y ropa de hacer ejercicio pero nunca va al gimnasio. Piensa en alguien que tiene un fuerte dolor de cabeza y va a la farmacia a comprar un frasco de aspirinas completamente convencido de que un par de aspirinas le aliviará el dolor, pero después de que las compra las coloca en el botiquín y nunca se las toma. ¿Puede el simple hecho de creer en algo hacernos algún bien? Obviamente que no. No es lo que lo que creemos lo que hace la diferencia, sino es más bien lo que creemos combinado con lo que hacemos; eso hace la diferencia.

 

Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? – Santiago 2:14 NVI

 

Santiago, el hermano de Jesús le escribe a un grupo de personas hebreas con grandes conocimientos teológicos y les pregunta, ¿de que les sirve todo ese conocimiento si no lo aplican? En esencia lo que les estaba diciendo es que todos sus conocimientos, teologías y fe no tenían valor alguno a menos que los pusieran en práctica. Lo mismo se podría decir hoy en día. El hecho de que hayan personas con grandes conocimientos, si no vienen acompañados de obras en términos prácticos estos conocimientos no tienen ningún valor. Una persona puede estar convencida de los beneficios del ejercicio y de comer sano, pero si no lo aplica nunca podrá cosechar los beneficios de vivir un estilo de vida saludable. Alguien puede tener la seguridad de que esforzarse trabajando y administrar sabiamente sus ganancias conduce a la riqueza financiera, pero si esa persona no trabaja duro y administra su dinero sabiamente lo que cree nunca podrá hacerlo rico. Alguien puede tener toda la fe del mundo en el hecho de que si una mujer cristiana se casa con un hombre cristiano ese matrimonio va a ser exitoso, pero no hay garantía de que su sistema de creencias haga que su matrimonio tenga éxito a menos que esté dispuesto a aplicar lo que cree. Porque es obvio que el creer algo sin aplicarlo nunca es suficiente.

 

En el presente las instituciones religiosas no sufren de falta de información. Tenemos mensajes y predicaciones diarias, contamos con enseñanzas en audio, vídeos, libros, revistas e incluso devocionales diarios. No hay escasez alguna de información, lo que sí vemos es una gran falta de aplicación de esa información. Muchas personas se contentan con escuchar la palabra de Dios y debería ser así, pero eso nunca es suficiente. Porque Dios no nos da su palabra por causa de la información, sino más bien por causa de la aplicación de ella.

 

No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica. – Santiago 1:22 NVI

No es suficiente creer la palabra de Dios, también hay que aprender a confiar en Dios y aplicar su palabra. No es suficiente creer en el amor sin amar. No es suficiente creer en el perdón sin perdonar. No es suficiente creer que debemos seguir a Jesús sin en verdad seguirlo. No es suficiente creer que la Biblia es la palabra de Dios si no estamos dispuestos a hacer lo que ella dice. No hay ningún beneficio en nuestra fe a menos que estemos dispuestos a aplicar lo que creemos.

 

¿Qué crees?

¿Qué haces con lo que crees?

 

Padre Celestial ayúdame a ser un creyente activo que pone en práctica cada una de tus enseñanzas, porque de nada me sirve escuchar sin aplicar. Gracias porque siempre me guías a toda verdad y tu palabra es clara enseñándome que si no pongo en práctica lo que aprendo me estoy engañando a mí mismo.