Un Hombre de Fe

 

 

Lunes 09 de noviembre del 2018

 

Una cosa es creer en Dios y otra es creerle a Dios. Una cosa es tener fe y otra cosa es vivir por fe. Ningún personaje en toda la Escritura ejemplifica el vivir por fe más que Jesús, el Hijo de Dios. La mayoría de las veces que pensamos en Jesús pensamos en Dios en un cuerpo y eso es cierto. Lo que a menudo olvidamos es que Jesús no sólo era Dios en un cuerpo, sino que Él también era cien por ciento hombre. Algunas veces Él mismo se llamaba el Hijo de Dios, mientras que otras veces también se llamaba el hijo del hombre.

 

Cuando Juan escribió su Evangelio hablando de Jesús comenzó diciendo: “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de Él todas las cosas fueron creadas; sin Él nada de lo creado llegó a existir.” Juan declara que desde el principio todo fue creado por Jesús. Lo interesante es que cuando Jesús, la palabra de Dios, vino a habitar en medio de nosotros, Él tuvo las mismas limitaciones que nosotros tenemos. Piénsalo, la palabra de Dios, y Jesús tendría que aprender a hablar. De pronto, al igual que tú y yo el Todopoderoso Dios ya no lo era, ahora estaba limitado a un cuerpo y necesitaba ser cuidado y protegido por sus padres. El Omnipresente Dios ahora se limitaba a estar en un solo lugar a un solo tiempo. El Omnisciente Dios que sabe todas las cosas, ahora tenía que aprender y ser educado y limitarse a las capacidades de un cerebro humano. Pero lo más importante es que Jesús tendría que aprender a creer en Dios y también a aprender a creerle a Dios; Tendría que adquirir la fe pero también tendría que aprender a vivir por fe al igual que todos nosotros.

 

—Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo. Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo, pues no sólo quebrantaba el sábado sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que Él mismo se hacía igual a Dios. Entonces Jesús afirmó: —Ciertamente les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace, porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo. – Juan 5: 17-19 NVi

 

Para Jesús el vivir por fe era simplemente hacer lo mismo que Dios estuviese haciendo. Para Jesús el vivir por fe era trabajar constantemente en lo que Dios estuviese trabajando. ¿En qué estás trabajando tú? Muchos de nosotros, los seguidores de Jesús, tenemos fe, creemos en Dios; el problema es que no ejecutamos dicha fe. Si quieres saber si en verdad eres una persona que vives por fe es muy simple, ¿en que estas trabajando? y ¿cuánto tiempo le estás dedicando? ¿Estás trabajando en la construcción del Reino de Dios? o estás trabajando en la construcción de tu propio reino? ¿Cuánto tiempo pasas trabajando en la construcción del reino de Dios en comparación con tu propio reino? Alguien dijo una vez, “No me hables de tu fe, muéstrame tu fe”. Esta es la verdadera medida de la fe: se trata más de lo que hacemos y no de lo que decimos.

 

El ponerte en los zapatos de Jesús es estar constantemente trabajando en lo que Dios está trabajando.

 

Padre Celestial que privilegio es que Tú me des la oportunidad que le diste a tu Amado Hijo, trabajar para ti, para tu Reino; gracias porque me permites ser tu siervo y así dedicarte todo lo que Tú mismo me das, mis talentos, mis habilidades, mis recursos financieros, mi tiempo, todo. Tú eres tan bueno que no sólo me enseñas a través de Jesús, sino que usas todo lo que Tú mismo me has dado para que yo pueda trabajar para ti. Ayúdame a cada día de mi vida a ponerme en los zapatos de mi Rey y Salvador.