Entrada directa

Devocional / Español  
Imagínate que quisieras hablar con Dios y tuvieras que esperar que otra persona fuera a llevar tu petición delante de Dios, que cuando te acercaras a Él para orar ni siquiera lo pudieras llamar Padre Celestial. Bueno, esta era la realidad antes de que Jesús viniese y revolucionara el mundo, incluyendo la forma en que oraban, porque antes de Cristo la oración era un ritual y una forma en que los hombres demostraban su religiosidad delante del pueblo. Así que la verdad es que no eran más que palabras bonitas, y ellos hasta hipócritas, porque oraban delante de los demás para impresionar.
 
Antes de que Jesús viniese a la tierra sólo el sumo sacerdote se presentaba ante Dios a favor del pueblo y ni siquiera se atrevían a mencionar el nombre de Dios.
 
La llegada de Jesús le dio fin a esa manera de relacionarse con Dios y marcó el inicio de una relación personal con nuestro Padre Celestial.
 
Así sería de novedosa la manera en que Jesús oraba que les llamó la atención a sus discípulos, todos ellos judíos y conocedores de la ley de Dios, y le pidieron que los enseñase a orar. Ellos notaron que Jesús oraba donde quiera que estuviese, no sólo en el templo, y también fue el primero que se atrevió a llamar a Dios Padre.
 
Mateo 6:5-6
 
»Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. 6 Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
 
Ahora gracias a Jesús tenemos entrada directa al trono de la gloria de Dios, podemos ir a su presencia y presentarnos delante de El en calidad de hijos. Es como si eres el hijo del Presidente y cuando llegas a la Casa Blanca entras directo adonde está él sin pasar por todo el protocolo de seguridad y de paso lo llamas papi.
 
¡Nosotros tenemos como Padre al Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, El que sostiene el universo y nuestras vidas!
 
¿Qué tienes que hacer? Busca un lugar privado para que pases tiempo a solas con Él y a una hora que sea la mejor para ti, donde nada ni nadie te distraiga.
 
Es simple, Jesús marcó una nueva era, donde podemos ir a la presencia de Dios de manera íntima, personal, podemos ir como cientos y cientos de generaciones anhelaron hacerlo y no les fue posible. ¡Nosotros sí! Así que aprovechemos ese gran privilegio.
 
Padre Celestial gracias porque puedo ir delante de ti como hijo tuyo, porque así me amas, me cuidas, me proteges, te interesa todo lo que pasa en mi vida y disfrutas de cada minuto que pasamos juntos. Yo también Señor, por esto no puedo permitir que las distracciones de la vida cotidiana me roben esta gran bendición de tenerte.