Recobrando la relación

 

 

Lunes 19 de noviembre de 2018

 

El hombre y la mujer llegan al altar llenos de sueños y deseos que se fueron desarrollando a través de toda su vida. Pero en un instante, en ese altar todos esos sueños y deseos se convirtieron en expectativas en el momento en que se casaron. Parece razonable, pero hay un problema, una vez que esos sueños y deseos se convirtieron en expectativas, sin darse cuenta y en un instante ese matrimonio se convirtió en una relación de deuda y deudor. Ahora el novio es responsable de cumplir con las expectativas de la novia y la novia es responsable de cumplir con las expectativas del novio. El problema es que la relación de deuda y deudor quizás funciona en un negocio, pero tiende a destruir los matrimonios. Porque la relación de deuda y deudor tiende a oprimir el amor y la alegría que los condujo al altar. Porque en una relación de deuda y deudor nadie recibe crédito, nadie se siente apreciado, porque todos simplemente están haciendo lo que se supone que deben hacer.

 

Una relación de deuda y deudor es un acuerdo contractual entre dos partes. Pero Dios no diseñó el matrimonio para que fuese un acuerdo contractual, Dios diseñó el matrimonio para que fuese un pacto entre dos personas. Los contratos y los pactos tienen mucho en común, ambos están destinados a ser un acuerdo entre dos partes. Pero hay una gran distinción y ésta hace toda la diferencia del mundo. Las personas entran en acuerdos contractuales con el fin de proteger sus intereses personales. Sus necesidades y deseos. Los contratos priorizan los intereses personales de ambas partes. Los pactos priorizan la relación y valoran el interés de la otra persona. En un pacto, el enfoque principal de cada persona es su responsabilidad en lugar de sus derechos. En un matrimonio de pacto, cada persona tiene derechos, pero su prioridad es su responsabilidad.

 

En mi opinión, la mayoría de los matrimonios de hoy representan un acuerdo contractual en lugar de un pacto, como fue originalmente el plan de Dios. Porque en el matrimonio todos están cuidando su propio interés. La verdad es que la mayoría de las personas casadas aman a sus parejas, pero a pesar de ese amor se encuentran en matrimonios miserables. Porque han entrado a un acuerdo contractual sin salida en el que cada uno está priorizando el proteger sus intereses personales y el peso de esas expectativas han arruinado la relación.

 

No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.- Filipenses 2: 3-4 NIV

 

 

El matrimonio que se basa en un pacto coloca los intereses de la otra persona por encima de los suyos. Prioriza los sueños y deseos de tu pareja por encima de los tuyos. Quizás pienses que esto es irreal y aun imposible de alcanzar. Pero si somos honestos no lo es, porque esto mismo fue lo que hicimos de novios para ganarnos a nuestras parejas. Y si lo comienzas a practicar nuevamente, como lo hiciste antes de casarte, tienes grandes probabilidades de recuperar la relación perdida.

 

Padre Celestial ayúdame a no hacer nada dentro de mi matrimonio por egoísmo o vanidad, más bien dame la fe, la sabiduría y la fortaleza para siempre considerar a mi esposo(a) como superior a mí, velando por sus intereses antes de velar por los míos propios, para que mi matrimonio sea una relación de pacto y no un contrato, esta es tu voluntad para nosotros como pareja Padre Amado, y tu voluntad siempre es buena, agradable y perfecta.