Declara Su Grandeza

Después de muchos años de seguir a Jesús me di cuenta de que había algo que me molestaba al orar, sin embargo no sabía qué era. Así que un día decidí que tenía que analizar la manera en que yo le oraba a Dios. Al poco tiempo descubrí el problema, todas mis oraciones eran auto-centradas, todas estaban enfocadas en mí. Oraba dándole gracias a Dios por lo que Él había hecho por mí, por lo que El estaba haciendo por mí y por lo que Él iba a hacer por mí. Y cuando pensaba que estaba orando por otras personas me di cuenta de que todavía se trataba de mí. Porque después de todo, era mis peticiones, mis amigos, mi familia, las necesidades que yo sentía que tenía que presentar delante de Dios y aun las cosas que sentía debía agradecerle a Dios. Lo que descubrí es que todas mis oraciones giraban alrededor de mí. Esto me molestaba a “mí”. Pero ¿cómo iba yo a cambiar esto cuando el contexto de todas mis oraciones soy precisamente yo?

Mateo 6:9 NVI

Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre…

Un día leyendo la enseñanza de Jesús sobre cómo debemos orar encontré la solución a mi problema y era mucho más simple de lo que yo podía imaginarme. Aunque yo había leído, memorizado y repetido el “Padre Nuestro” más veces de las que podía contar, la respuesta estaba justo en frente de mí. El orar a Dios nunca debe empezar conmigo, el orar siempre debe comenzar con “Padre Nuestro”. Jesús nos enseñó que al orar debemos comenzar declarando la grandeza de Dios, Santificar su Nombre. Que nuestras oraciones deben estar centradas en nuestro Padre Celestial, en quien Dios es y no en quien yo soy.

Nuestras oraciones nunca deberían comenzar centradas en nosotros sino más bien enfocadas en quien Dios es. Al orar deberíamos de detenernos y hacer una pausa hasta que reconozcamos con quien estamos hablando, hasta que reconozcamos lo que El ha hecho. En el Salmo 8 el Rey David exclamó: ” Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste, y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él? “ Cuando comenzamos enfocados en la grandeza de Dios esto ciertamente pone en contexto toda nuestra vida.

Mientras más examines y declares la grandeza de Dios más vas a entender quién El es y también entenderás quien tú eres. Esto pondrá en el contexto correcto todas nuestras preocupaciones, esperanzas y sueños. Cuando ores no saltes este importantísimo paso, detente y pasa todo el tiempo que sea necesario ahí, en esa parte. Piensa en lo que Dios ha hecho, mira lo que Dios ha hecho y decláralo. Al declarar su grandeza tu vida será impactada y transformada mucho más de lo que te puedes imaginar. El resultado será que te vas a sentir menos inquieto por tus peticiones y preocupaciones. Luego sentirás la seguridad y el cuidado que es el resultado de conocer al Dios Todopoderoso como tu Padre Celestial.

Es SIMPLE, el contexto de todas mis oraciones nunca debería ser yo, sino más bien debería ser nuestro Padre Celestial.

Padre Celestial ayúdame a no enfocar mis oraciones en mi, sino más bien que yo pueda estar el tiempo que haga falta para reconocer tu grandeza, porque cuando hago esto entiendo quién realmente tú eres y quien soy yo, Tú mi amoroso padre que a la vez es todopoderoso y yo tu hijo que dependo de ti para todo.