Más de lo que te puedas mereces

 

 

Miércoles 19 de diciembre de 2018

 

 

Si me respetas te respeto. Si me amas te amo. Si tú haces yo hago, pero si no haces yo tampoco hago. Estas frases resumen la forma en que la mayoría del mundo se conduce. Pero hay un gran defecto en este sistema y es que elimina por completo el concepto de gracia. La gracia es el amor inmerecido e incondicional de Dios. Y siempre es más de lo que podemos merecernos y más grande de lo que nos podemos imaginar. La gracia es un regalo que recibimos con gusto cuando nuestra culpa (pecado) se expone, pero es un regalo difícil de dar cuando se expone la culpa de aquellos que han pecado contra nosotros.

 

Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete.– Lucas 15: 20-23 NIV.

 

En esta famosa ilustración de Jesús conocida como “La parábola del hijo pródigo”, que en realidad es la parábola de un padre y sus dos hijos, el más joven de los dos hermanos le pide a su padre que le dé su herencia. Una herencia es un regalo que se otorga cuando una persona muere. Así que, en esencia, el hermano menor le estaba diciendo a su padre y al resto de la familia que ya no quería ser parte de la familia. En lo que a él se refería todos estaban muertos para él.

 

En esta ilustración exagerada de un comportamiento deplorable, el padre le concede al hijo menor su petición y el joven se va de su casa para no volver nunca más. Con su herencia en el bolsillo, se dirige a una ciudad importante donde lo desperdicia todo en libertinajes y depravaciones. Después de un tiempo había desperdiciado todo lo que su padre le había dado. Intentó buscar hasta los peores trabajos, pero nadie lo empleaba, incluso le rogó a unos granjeros que le dieran comida de cerdo pero ni eso obtuvo. Las cosas cada vez se ponían peor, por lo que el joven decide regresar a su casa.

 

El padre ve a su hijo venir por el camino, corre hacia su encuentro y lo abraza y besa. Esto es compasión, pero luego el padre le dice a sus empleados que le coloquen el mejor traje, zapatos y prendas y que le preparen una gran fiesta con la mejor comida en su honor. Esto es gracia.

 

El único problema es que el hermano mayor se negó a participar en las festividades. Sintió que su hermano no se merecía tanta compasión, todos los regalos lujosos y una gran fiesta. Como escribí al principio de este post, la gracia es siempre más de lo que merecemos y más grande de lo que podemos imaginar. Fácil de recibir pero tan difícil de dar.

 

Padre Celestial te pido que así como recibo gustoso el regalo de la gracia que Tú me das, se me haga fácil a mí dársela a otros.  Gracias por recibirme con los brazos abiertos extendiéndome tu gracia sin límites y perdonándome todas las veces que he actuado como los dos hermanos. Ayúdame a no conducirme como lo hace la mayoría del mundo, porque entonces estaría eliminando el concepto de gracia.