El regalo más caro del mundo

 

 

Lunes, 24 de diciembre de 2018

 

 

De acuerdo a todos los estudios que he visto, las personas no valoran tanto las cosas que reciben de gratis como aquellas por las cuales tuvieron que pagar o trabajar. A menos que tengan un valor emocional o sentimental, las personas tienden a valorar las cosas menos costosas por las que pagaron o trabajaron por encima de las más caras que recibieron de forma gratuita. Por esta razón, a menudo, muchos regalos de gran valor no se aprecian o cuidan porque fueron dados gratuitamente. Y muchas veces, el regalo más grande, el más extravagante y costoso del mundo se desprecia y desecha.

 

En nuestras celebraciones Navideñas, rara vez reflexionamos en cuanto al inmenso costo de la gracia de Dios que recibimos gratuitamente. Rara vez nos detenemos a pensar que la gracia que recibimos fue precedida por la muerte de Jesús. Rara vez nos detenemos a pensar en el precio que Dios pagó para rescatarnos de la sentencia de muerte eterna que teníamos. Tal vez por eso, Jesús justo antes de ser colgado en una cruz reunió a sus discípulos, para dejarles un recordatorio visible y tangible del precio que estaba a punto de pagar para darnos a todos el regalo de la salvación eterna.

 

También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí.

De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo:—Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes.– Lucas 22: 19-20.

 

La Navidad es la celebración más grande del año y lo debería ser. Porque La Navidad es un recordatorio de que Dios nos ha dado lo que más necesitábamos, aunque no era lo que más queríamos. La Navidad es un recordatorio de que Dios nos ha dado el regalo más caro en la historia del cielo y la tierra. Nunca habrá un regalo más lujoso y mas caro, jamás. Pero nunca debemos olvidar el alto precio que Dios pagó, siempre debemos apreciar la gracia de Dios y nunca debemos descuidarla. De vez en cuando, debemos recordar que el bebé que un día nació en un pesebre en Belén luego fue colgado en una cruz, su cuerpo traspasado y su sangre derramada mientras ejecutaba nuestra sentencia de muerte. Esta es la gracia, el regalo más caro y lujoso del mundo.

 

Amado Jesús cuanto te amo, cuanto aprecio tu maravillosa gracia en mi vida, cuan agradecido estoy de que me hayas dado el regalo más costoso, tanto en el cielo como en la tierra, mi salvación eterna. Te pido perdón por las veces que no la he apreciado, que no le he dado el inmenso valor que tiene, porque esa es nuestra tendencia como humanos, no apreciar lo que recibimos de gratis, ayúdame a recordar ese alto precio que tuviste que pagar por amor a mí, no solamente en la Navidad, sino siempre.