Confesiones de un Fugitivo Parte IV: ¡Tú te lo pierdes!

Simple-500px-devocional-banner-ESP

Cada vez que las personas deciden huir de Dios es porque piensan que se van a perder algo. Dios los llama a servirle y ellos están pensando que si le sirven se van a perder la oportunidad de tener un negocio. Dios los llama a que cambien moralmente y ellos están pensando que van a perderse algún tipo de placer. Cuando una persona va huyendo de Dios, en efecto lo que está haciendo es darle más valor a la razón o a la persona hacia adonde corre que a Dios que es de quien va huyendo.

Dios llama a Jonás, y éste analiza su situación para llegar a la conclusión de que hay más valor en huir de Dios que en seguir a Dios. Así que decide huir de Él en la dirección opuesta. En ocasiones nosotros también somos como Jonás, porque todos en un momento u otro hemos huido de Dios, todos hemos analizado nuestra situación y hemos llegado a la conclusión de que si obedecemos a Dios nos vamos a perder algo. Es importante que reconozcamos esta manera de pensar, porque vivimos en un mundo que constantemente nos está diciendo que si seguimos a Dios nos vamos a perder de cosas buenas. Pero fue por causa de esta manera de pensar que Jonás terminó en medio del mar y en el vientre de un pez. Pero fue ahí, en el vientre de ese pez, que Jonás le confesó a Dios y oró las siguientes palabras:

Jonás 2: 8-9 NVI

8Los que siguen a ídolos vanosabandonan el amor de Dios. 9Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios y cánticos de gratitud. Cumpliré las promesas que te hice.¡La salvación viene del Señor!

El huir de Dios es perderte el amor de Dios.

Si se le preguntaras a Jonás, ¿Cómo te ha ido desde que huiste de Dios? Él probablemente te diría; “Hazme caso, no huyas de Él, porque al hacerlo te vas a perder el amor de Dios”. Y también te diría: “Pero cuando me arrepentí y me volví a Él descubrí que en su amor también había salvación para mí a pesar de mis malas decisiones”.

Hoy en día hay personas cansadas de huir de Dios, pero no quieren rendirse a Él porque sienten que se van a perder de algo. Y la verdad es que lo que se están perdiendo es el amor incondicional de Dios, de la verdadera libertad y de las cosas buenas de la vida que Dios les quiere dar. Porque el huir de Dios es perderte del amor de Dios demostrado en la cruz.

Es simple, al huir de Dios te vas a perder el amor de Dios demostrado en la cruz.

Padre Celestial estoy cansado de huir de ti en ciertas áreas que aún no te he rendido, ayúdame a que esta enseñanza sea un cambio radical en mi vida y yo siempre vaya en tu dirección en todas las situaciones, para que yo así pueda disfrutar de ese gran amor tuyo que me lo demostraste de una vez y para siempre en la cruz.