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Miércoles, 11 de mayo

 

Habiéndome criado en la Isla de Puerto Rico tengo muchos recuerdos de mis padres llevándonos a mis hermanas y a mí a la playa. Recuerdo la primera vez que me permitieron entrar por mi cuenta en el agua. Esto era muy importante para mí, por un lado no tenía que esperar, pero por otro tendría que hacerlo sin uno de mis padres. Recuerdo que lo primero que hice una vez que estaba dentro del agua fue mirar para ver donde estaban mis papás, ya que esto me daba una sensación de seguridad. Me distraje unos minutos jugando y cuando levanté la vista para buscarlos ya no estaban ahí, de hecho todo parecía diferente. Inmediatamente me asusté, pero en unos segundos me di cuenta de que la corriente me había arrastrado. Empecé a buscar a la izquierda y a la derecha hasta que finalmente vi a mis padres. Ese día aprendí a utilizar los edificios como puntos de referencia, uno a mi izquierda y otro a mi derecha. Si la corriente me arrastraba más allá de esos edificios me salía del agua, caminaba hacia atrás y volvía a colocarme delante de mis padres.

 

Como adulto he aprendido que de la misma manera que la corriente en la playa me arrastró lejos de donde mis padres me habían colocado, así mismo la corriente de la vida está constantemente tratando de arrástranos a todos del lugar en que nuestro Padre Celestial nos ha colocado.

 

Nehemías 9: 1-4 NVI

El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza. 2 Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados, 3 y asumieron así su responsabilidad. Durante tres horas leyeron el libro de la ley del Señor su Dios, y en las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron.

 

Nehemías y todo el pueblo de Jerusalén habían reconocido que Dios había aparecido en sus vidas. Contra todo pronóstico, con grandes oposiciones dentro y fuera de la ciudad, de la mano de Dios lograron reconstruir los muros de Jerusalén en sólo cincuenta y dos días. Y todos, desde los que estaban a favor hasta los que se oponían tuvieron que reconocer que Dios mismo había aparecido en sus vidas y por eso voluntariamente les entregaban sus vidas a Él. Pero pronto se dieron cuenta de que la causa de su caída había sido su desobediencia a Dios. Se dieron cuenta de que lo que antes les había acontecido a sus padres podría ahora sucederles a ellos también. Se dieron cuenta de que la bendición de Dios no sería suficiente para mantenerlos anclados. Así que después de estudiar la ley de Dios decidieron establecer puntos de referencia en sus vidas; algo que evitaría que fuesen arrastrados por la corriente.

 

Nehemías 9:38 NVI

»Por todo esto, nosotros hacemos este pacto y lo ponemos por escrito, firmado por nuestros gobernantes, levitas y sacerdotes.»

 

Decidieron formalizar sus punto de referencia por escrito como un pacto entre ellos y Dios. Y este pacto cubriría tres áreas especificas. En primer lugar, cómo como se relacionarían con los extranjeros. Segundo, honrarían el día del Señor, y tercero, no descuidarían el templo de Dios.

 

Al igual que Nehemías y el pueblo reconocieron que la corriente de la vida los podía arrastrar y establecieron puntos de referencia, nosotros también deberíamos hacer lo mismo. Así que los invito a que juntos regresemos y aprendamos qué significan y cómo funcionan en nuestras vidas estos puntos de referencia.

 

Padre Celestial no permitas que me deje arrastrar por la corriente de este mundo que trata de empujarme con fuerza lejos de ti. Ayúdame para que a través de esos tres puntos de referencia yo siempre me encuentre en el lugar que tú me has posicionado dentro de tu voluntad y propósito para mi vida.