Bendiciones Y Gloria

 

 

 

Es fácil darle gracias a Dios cuando todo va de maravillas en nuestras vidas; Es fácil darle gracias cuando el médico te dice que tu cáncer milagrosamente desapareció o cuando el jefe te da un gran bono. Que rápido corremos a darle gracias a Dios cuando todo marcha sobre ruedas ¡Hasta estamos dispuestos a dar testimonio de la grandeza de Dios! Pero nuestra tendencia es de olvidarnos que las bendiciones no son para nuestra gloria, sino para la gloria de Dios.

 

Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén.     – Romanos 11:36 NVI

 

En los tiempos buenos se nos olvida darle la gloria a Dios y lo menos que nos pasa por la mente es darle la gloria cuando las cosas nos van mal. En tiempos difíciles en vez de darle la gloria empezamos a cuestionarlo, empezamos a quejarnos, nos enojamos y nos preguntamos, ¿Señor porqué me has abandonado? Es que no vemos gloria alguna en trabajar año tras año en la misma compañía y luego viene el jefe y nos despide. No vemos la gloria en ser diagnosticado con una enfermedad terminal. No vemos la gloria en la muerte de un ser querido. En los tiempos buenos nos olvidamos de darle la gloria, lo que hacemos es decir gracias Señor, te veo luego. En los tiempos malos, cuestionamos y nos quejamos. En lugar de reflejar su gloria reflejamos lo que es verdaderamente importante para nosotros: ¡YO! Mi gloria! Cuando las cosas van bien, gracias Señor y hasta luego. Cuando las cosas van mal, ¿Señor por qué yo? ¿Dónde estás cuando te necesito?

 

Lectura de la Biblia Juan 11: 1-43 NVI
Versículos Clave 1-7

 

Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas. María era la misma que ungió con perfume al Señor, y le secó los pies con sus cabellos. Las dos hermanas mandaron a decirle a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo.» Cuando Jesús oyó esto, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos:: «Volvamos a Judea.”

 

Cuando Jesús llegó a Betania encontró que su amigo Lázaro había muerto y que lo habían enterrado cuatro días antes. Marta, la hermana de Lázaro, le dice a Jesús: “Llegaste tarde si hubieses estado aquí mi hermano no hubiese muerto”. ¿No es esta la misma manera en que pensamos cuando las cosas nos van mal? Sé que eres todopoderoso, Dios creador del universo, pero ya es muy tarde, ya esto no tiene solución, esto se acabó. ¡Qué equivocados estamos! qué equivocada estaba Martha. Jesús gritó a gran voz: “¡Lázaro, sal fuera!” E inmediatamente salió un Lázaro resucitado.

 

Tenemos que aprender a visualizar nuestras vidas a través de un nuevo lente, desde una nueva perspectiva. Tenemos que ver la vida a través del lente de que todo fue creado por Dios, a través Dios, y para Dios. Tenemos que aprender a no olvidarnos de Dios cuando las cosas van bien, pero tampoco cuestionar y quejarnos cuando pensamos que las cosas van mal. Inmediatamente después de la resurrección de Lázaro la fama de Jesús creció tanto que la gente venía a verlo a Él y a su entrada a Jerusalén depositaban ramas de palmas en el camino por donde pasaba Jesús y gritaban ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

 

Lázaro y todas las personas recibieron la bendición y Dios recibió toda la gloria. Es Simple, ¡nosotros recibimos la bendición y Dios recibe toda la gloria!

 

Amado Padre Celestial ayúdame a glorificarte en cualquier circunstancia de mi vida, ya sea que todo va a bien o que todo va mal, porque cuando hago esto, en vez de cuestionarte o quejarme contigo, tú recibes toda la gloria y yo soy más que bendecido. ¡Gracias Señor por ser todopoderoso en cada una de mis circunstancias!