Con el fin en Mente – Bobby Cruz Jr

 

Martes, 13 de septiembre

 

Todo el mundo termina en algún lugar en su vida, la pregunta es, ¿adónde? ¿Adónde vas a terminar? Cuando tu vida llegue a su fin, ¿qué habrás logrado? ¿Qué habrás hecho? Muchas personas viven sus vidas como un barco a la deriva siendo llevado por la dirección de los vientos. Mientras que a otros sí les importa en qué dirección sopla el viento y han posicionado sus velas estratégicamente para que el viento los pueda llevar al destino de su preferencia.

 

Cuando fuiste creado por Dios Él te diseñó con un propósito específico en mente; se supone que debes lograr algo; se supone que llegues a un destino específico. No puedo decir exactamente cómo es que lo vas a lograr, pero lo que sí te puedo decir es que tu destino final es vivir una vida que le lleve la gloria a Dios. La Biblia dice que todo fue creado por Dios, para Dios y para darle la gloria a Dios. Tú y yo, aunque lo logremos desde diferentes puntos de vista, fuimos creados por Dios, para Dios y para que al final de todo le llevemos la gloria a Dios.

 

Cuando Dios envió a su Hijo Jesús a la tierra, Él no era diferente a nosotros en cuanto a que él también tendría que crecer y aprender a confiar en Dios; Él también tendría que descubrir y vivir su propósito. Pero lo más sorprendente es que a pesar de que su tarea era salvar al mundo, su propósito final era el mismo que el nuestro, llevarle la gloria a Dios. A nosotros no se nos ha encomendado la tarea de ser el salvador del mundo, pero al igual que Jesús, nosotros también hemos sido llamados a vivir nuestras vidas de tal manera que al final de todo le hayamos llevado la gloria a Dios.

 

Al analizar la vida de Jesús descubrirás que es evidente que Él siempre entendió cuál era su propósito, claramente entendía que su meta era llevarle la gloria a Dios. Por eso Él siempre decía cosas como: “Mi Padre trabaja constantemente y al igual que mi Padre yo constantemente estoy trabajando”. “No hago nada por mi cuenta, sólo hago lo que el Padre me ha dicho que haga”. y “Yo no hablo por mi cuenta, mi Padre que me ha enviado me dice qué decir y cómo decirlo”. Jesús siempre vivió su vida confiando en Dios y con ese propósito en mente. Por esta razón, no es de extrañarse que al llegar al final de su ministerio este mundo Jesús le dijo a Dios las siguientes palabras:

 

JUAN 17: 4 NVI

Yo te di la gloria aquí en la tierra, al terminar la obra que me encargaste.

 

Nosotros también deberíamos vivir nuestras vidas con el final en mente, todos deberíamos vivir nuestras vidas depositando nuestra fe en Dios y todos deberíamos vivir nuestras vidas de manera que le lleve la gloria a Dios en lo que hacemos y cómo lo hacemos y en qué que decimos y cómo lo decimos. Después de todo ese es nuestro propósito; esa es la razón por la cual Dios nos creó. Un día nos presentaremos delante de Dios y por mi parte espero poderle decirle: “Yo te di la gloria aquí en la tierra, al terminar la obra que me encargaste”.

 

El ponernos en los zapatos de Jesús significa vivir nuestras vidas con el final en mente; trabajando constantemente en hacer y decir las cosas que le lleven la gloria a Dios.

 

Padre Celestial ayúdame a vivir mi vida de esa manera, sabiendo que en todo lo que digo y hago te tengo que dar la gloria a ti, porque para eso me creaste, extiende tu gran amor y gracia sobre mí para que cuando yo llegue al final de mis días pueda decirte Señor te di la gloria e hice lo que me encargaste hacer.