Confía y haz el bien

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La impaciencia y la envidia son dos sentimientos que los vemos en los demás muy fácilmente, pero rara vez los vemos en nosotros mismos. Estos sentimientos suelen ir acompañados de emociones fuertes, de hecho tan fuertes que tienen la facultad de movernos a conductas, acciones y palabras fuera de nuestras creencias morales y éticas. Entre las emociones generadas por la impaciencia y la envidia se encuentran los temores, la soledad, el enojo y el rechazo. Y cuando estas emociones nos invaden, en un esfuerzo por obtener alivio, vamos a ser capaces de hacer prácticamente cualquier cosa, aunque nos lleve a actuar fuera de nuestro propio sistema de creencias.

Salmos 37: 1-2 RV 1995

1 No te impacientes a causa de los malignos ni tengas envidia de los malhechores, 2porque como la hierba serán pronto cortados y como la hierba verde se secarán.

Cada vez que sientas que no estás recibiendo lo que te prometieron o lo que te deben, la impaciencia y la envidia no te van a ayudar. Hay que resistir la tentación de moverse y actuar fuera de lo que ya sabes que es correcto. Cuando no estás obteniendo lo que crees que deberías recibir el impulso será querer tomar el control, y vas a estar tentado a manipular e inclusive mentir con tal de obtener lo que piensas que por justicia te pertenece.

Salmos 37: 3 RV 1995

3 Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad.

La manera en que se deberías tratar con la impaciencia y la envidia es confiando y obedeciendo a Dios. Cuando no estás recibiendo lo que piensas que te mereces el enfoque correcto no es el querer tomar el control, el enfoque correcto es confiar y obedecer, confiar y obedecer; no, no es un error gramatical, lo dije dos veces y lo voy a repetir una vez más: cuando no estés recibiendo lo que crees que te mereces, lo que deberías hacer es confiar y obedecer a Dios. Si en tus finanzas no estás recibiendo lo que mereces nunca violes tus principios y valores, más bien confía y obedece. Cuando en una relación no recibas lo que mereces, no permitas que tus emociones te lleven fuera de tu sistema de creencias, más bien confía y obedece. En cualquier área de tu vida que no estés recibiendo lo que te mereces, te prometieron o te deben, nunca violes tus principios y valores, más bien confía y obedece a Dios.

Cada vez que la impaciencia o la envidia aparezcan en tu vida, la pregunta que debes hacerte es ¿voy a interpretar las circunstancias y reaccionar a ellas o voy a confiar y obedecer a Dios? Las circunstancias siempre están cambiando pero Dios nunca cambia. Una vez que aprendes a confiar y a obedecer a Dios, entonces lo único que te queda es:

Salmos 37: 3 NVI

4 Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Déjame hacerte una pregunta más: Si estuvieses plenamente convencido de que Dios está contigo e interesado en todo lo que te sucede, ¿te sería más fácil confiar en Él y obedecerlo?

Hebreos 13: 5 NTV

…estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré».

Es simple, cuando pienses que no te están dando lo que te mereces, lo que te prometieron o lo que te deben, confía en el Señor y haz el bien.

Padre Celestial ayúdame a no sentir envidia e impaciencia cuando siento que no me están dando lo que creo es justo para mí. Después de todo mi nivel de justicia realmente no funciona porque siempre voy a tratar de que sea para el lado de mi balanza. Más bien ayúdame a confiar y obedecerte a ti que nunca me abandonas ni me fallas.