Confianza y Desconfianza

 

 

Jueves 26 de septiembre de 2018

 

En el principio todo era perfecto. En seis días Dios creó el mundo y todo lo que en él había. Y Después de contemplar la obra de sus manos dijo para sí: “esto es bueno”. Entonces decidió entregárselo todo a Adán y Eva, pero les dijo que no comieran del árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si comían ciertamente morirían. Hasta ahora todo iba bien, Adam y Eva disfrutaban del poder y del dominio sobre todo lo creado mientras que al mismo tiempo disfrutaban de una relación perfecta con Dios. Es decir, hasta el día que decidieron desconfiar de Dios y comer del árbol del que Dios les había dicho que no comieran. Como consecuencia Adán y Eva habían perdido su poder y autoridad, la muerte había entrado en sus cuerpos y decidieron que lo mejor que podían hacer era esconderse de Dios. La perfección se había perdido.

 

La mayoría de las personas piensan que la caída de Adán y Eva fue su pecado, pero el pecado era sólo el fruto de su problema, no la raíz. La desconfianza era la raíz del problema; fue la desconfianza que dio a luz el pecado. Antes de que Adán y Eva pudiesen ejecutar su pecado tuvieron que primero decidir no confiar en Dios. Antes de la desconfianza todo era perfecto, pero ahora por desconfiar el pecado y luego la muerte habían entrado a sus vidas. Sin embargo Dios inmediatamente comenzó a trabajar con el fin de restaurar su creación que una vez había sido perfecta. Envió a su hijo Jesús a pagar la sentencia de muerte de toda la humanidad. Pero aun después de tan grande sacrificio; la muerte de Jesús en la cruz no fue suficiente para restaurarnos completamente a la perfección. Dios a través de Jesús se ocupó del problema más grande el pecado y la muerte. Pero no sería hasta que la que humanidad confrontase la raíz del problema, la desconfianza. Para lograr la meta de restaurarlo todo a la perfección va a requerir que nosotros aprendamos nuevamente a confiar en Dios. Porque fue la desconfianza lo que causó que arruinásemos la obra perfecta de Dios, ahora es a través de la confianza que se podrá restaurar la obra perfecta de Dios.

 

Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada. Santiago 1: 2-4 NVI

 

Cuando Santiago el hermano de Jesús describe a un cristiano perfecto no tiene nada que ver con su nivel de conocimiento, título o posiciones. Santiago describe a un cristiano perfecto como aquel que no le importa cuáles sean las pruebas que esté atravesando o qué tan mala o difícil sea su situación, nunca deja de confiar en Dios. Son aquellos que escogen a perseverar manteniendo su fe en Dios y en sus promesas aun cuando todo a su alrededor pareciera gritar, ¿dónde está Dios?

 

La perfección se perdió cuando decidimos que no se podía confiar en Dios. Todo pecado es el resultado directo de la desconfianza en Dios. Pero Dios decidió que Él ofrecería pagar por los pecados de todos aquellos que reciban el regalo de la salvación a través de Jesús. Ahora bien, para ser restaurados a la perfección, vamos a necesitar aprender a confiar en Dios. La desconfianza arruinó la perfección, pero la confianza en Dios tiene el poder de llevarnos a la perfección.

 

Padre Celestial que importante es confiar en ti y en tus promesas, sobre todo cuando las cosas no van bien, es ahí donde más debo poner mi confianza en ti; ayúdame a atravesar las pruebas de mi vida con la plena confianza de que Tú prometiste estar conmigo, porque si no confío en ti no puedes perfeccionar tu obra en mí.