Creciendo en Fe

 

 

Martes 24 de septiembre de 2018

 

Desde que éramos niños mis padres nos inculcaron a mis hermanas y a mí el hábito de hacer ejercicios. Y siempre que voy al gimnasio me es curioso ver como un grupo de personas llegan toda las semanas al gimnasio, vestidos con ropa de ejercicios, sabiendo cómo utilizar los equipos, pero el único problema es que se quedan hablando y hacen muy poco o nada. Lo interesante es que este mismo fenómeno ocurre domingo tras domingo en muchas iglesias a través del mundo. Cristianos asistiendo a sus reuniones a la hora indicada, en el lugar correcto y con mucho conocimiento. Pero cuando llega el momento de aplicar dicho conocimiento en sus vidas diarias, en sus relaciones, en sus finanzas e incluso en su salud hay poca o ninguna aplicación de esos conocimientos. A lo cual Santiago, el medio hermano de Jesús, les diría que la fe sin obras está muerta.

 

En el primer siglo, cuando Santiago escribió su epístola, la dirigió a una audiencia mayormente de personas judías que asistían al lugar correcto, a la hora indicada y con los conocimientos correctos, el único problema era que no aplicaban lo que creían. Estas personas estaban sufriendo muchas persecuciones por haber abandonado su fe hebrea para convertirse al cristianismo y esto les ocasionaba pérdidas religiosas, económicas y sociales, porque los expulsaban de las sinagogas, de sus comunidades y aun de sus hogares. Y por estas razones fue que se esparcieron por todas parte y ya no estaban viviendo la fe que profesaban.

 

 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que se hallan dispersas por el mundo: Saludos. Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Santiago 1: 1-3 NVI

 

Lo interesante es que hoy en día muchos creyentes se encuentran en la misma situación, no en términos de persecuciones sino más bien atravesando diversas pruebas y preguntándose, ¿dónde está Dios? En la cultura de ellos cuando las cosas iban bien eso quería decir que disfrutaban de la gracia de Dios. Pero cuando las cosas iban mal quería decir que habían caído de la gracia. Pero por causa de su fuerte persecución y luchas concluyeron que, o había algo malo con ellos o había algo malo con Dios.

 

Ellos veían su situación desagradable y concluían que algo andaba mal con Dios. Pero Santiago les escribe para que entendiesen que de la perspectiva de Dios sus persecuciones no eran porque algo andaba mal, sino más bien porque que Dios estaba perfeccionando y haciendo que su fe creciera a través de ellas. Que Dios estaba utilizando sus tragedias, sufrimientos, enfermedades y aun sus necesidades como herramientas para hacer crecer su fe. Porque es en esos momentos tan difíciles en que nos encontramos con el Dios de nuestra fe. Y es a través de las pruebas que Dios está buscando que nuestra fe crezca de la misma manera en que crecen los músculos al ejercitarlos hasta que se agoten. Él quiere crecer nuestras fe de tal manera que no importe lo que pase en nuestras vidas, aunque el mundo se derrumbe sabemos que podemos seguir confiando y creyendo.

 

Gracias Padre amado por tu amor y enseñanzas, gracias porque usas todas las circunstancias que yo puedo encontrar como adversas en mi vida y haces algo bueno con ellas, me transformas, me acercas a ti para que pueda encontrarme contigo, que eres la esencia de mi fe. Recuérdame siempre que en los momentos difíciles Tú estás haciendo crecer mi fe y mi confianza en ti.