Creciendo mientras esperas

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¿Alguna vez has sentido que te estás quedando atrás? Hace algunos años, mi esposa y yo decidimos hacer un viaje por carretera junto con nuestros niños. Alquilamos una camioneta grande y unos buenos amigos y sus hijos se unieron al paseo. Una de las paradas que hicimos fue en un parque de diversiones. Como se podrán imaginar todos los niños estaban emocionados, especialmente mi hijo menor Giordan. Por primera vez en su corta vida él se iba a montar en las atracciones de los niños grandes. Junto con sus amigos y su hermano se puso en fila para montar su primera montaña rusa, nosotros los padres los observábamos mientras comíamos las típicas comidas que venden en los parques. A los pocos minutos mi hijo regresa todo frustrado porque le habían dicho que no era lo suficientemente grande para montarse. Más o menos así fue el resto del día, los niños más grandes se subían en las atracciones mientras que Giordan se quedaba atrás. Él no lo quedó otra opción que aprender a esperar.

¿Te encuentras precisamente en un tiempo de espera en tu caminar de fe con Dios? Quizás vez a Dios trabajando en y a través de los demás, quizás vez que Dios contesta las peticiones de los demás, pero cuando se trata de tu vida Dios parece distante. Parte del crecimiento espiritual es aprender a esperar. Aunque pienses que no hay crecimiento espiritual mientras esperas, créeme que es cuando Dios está haciendo su mejor obra en tu vida. Por lo general, en el tiempo de espera Dios está quitando aquello que representa el mayor impedimento para nuestro crecimiento espiritual, nuestros deseos egoístas, anhelando lo que queremos más que a Dios mismo.

Hablando de su “mejor obra”, adelantarte a la voluntad de Dios no es una buena idea. Permíteme volver a mi historia para explicar lo que quiero decir. Mi hijo Giordan nunca se rindió, hizo todas las filas, hasta rellenó sus zapatos en un intento de lucir más grande con la esperanza de montarse en una de esas montañas rusas, pero una y otra vez le decían que no era lo suficientemente grande. Fue al final del día que se puso en fila por última vez. Cuando el conductor del paseo le vio la tristeza en su rostro se sintió tan mal que le permitió montarse, a pesar de que él no tenía la estatura requerida. Mi hijo se lanzó hacia adelante sin miedo alguno. El carrito arrancó y la verdad que me sentí feliz por él. Pero el no esperar el momento adecuado tuvo su consecuencia. La fuerza de la carrera fue más de lo que su cuerpo podía manejar, así que terminó con un collarín ortopédico debido a un traumatismo cervical. Parte de crecer espiritualmente y recibir lo mejor de Dios es aprender a esperar en Dios. Él siempre aparece en el momento preciso.

Santiago 5:7-8

Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia. Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca.

 

Es simple, saber esperar es una virtud que Dios recompensa con crecimiento en tu vida espiritual. Espera con paciencia mientras Él hace su mejor obra en ti.

Padre celestial, ayúdame a comprender que tu siempre estás trabajando en mi vida, aún cuando siento que me estoy quedando atrás, gracias porque me ayudas a esperar cuando parece que es imposible.

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