Creer y Practicar Lo Que Crees Son Dos Cosas Diferentes

Digamos que todos los días como a eso de las dos de la tarde te sientes fatigado y alguien te habla acerca de los beneficios de hacer ejercicios. Así que decides tomar un curso y al final del curso sales convencido de que definitivamente el ejercicio es la respuesta a como te sientes. Así que sales y compras ropa y zapatos para hacer ejercicios. Luego te inscribes en un gimnasio en tu vecindario en donde haces una cita con un entrenador personal. Porque estás convencido de que el ejercicio es exactamente lo que necesitas. Pero digamos que nunca vas a tu cita y ni tampoco al gimnasio. En términos prácticos, ¿de qué vale todo lo que sabes y todo lo que crees si no lo vas a poner en práctica? ¿Te podrá ayudar?

Una reciente encuesta de Gallop muestra que el 95% de los americanos creen en el cristianismo de una u otra manera, pero cuando miras a tu alrededor cuesta creerlo. De hecho en los Estados Unidos no tenemos un problema en cuanto al número de personas que creen en Dios, sino más bien en cuanto a las personas que están practicando lo que creen. Muchos cristianos están convencidos de la existencia de Dios, se hacen miembros de una iglesia, toman todos los cursos y hasta llegan a tener mentores personales. Pero cuando se trata de practicar su fe es una historia totalmente diferente. ¿De qué sirve creer en Jesús, si no vamos a seguir a Jesús? ¿De qué sirve conocer las enseñanzas de Jesús si no tenemos la intención de aplicarlas? ¿De que sirve saber que Jesús quiere que perdonemos de la misma manera que Él nos perdonó si no estamos dispuestos a perdonar? ¿De qué sirve creer que debemos amar como Jesús nos amó, si no vamos a amar? ¿De qué sirve creer en el cristianismo si no vamos a poner en práctica el cristianismo?

Santiago 2:14, 26 NVI

Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?

Pues como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

La Biblia nos enseña que hay dos tipos de fe; la fe que está muerta y la fe que está activa. La mayoría de los cristianos de hoy creen en las enseñanzas de Jesús, pero su fe está inactiva, muerta. Vamos a asegurarnos de que nuestra fe esté activa, de que esté viva. Porque LA FE SIN OBRAS NO VALE DE NADA.

Es simple, lo que crees es importante, lo que haces con lo que crees es aún más importante.

Padre Celestial ayúdame a poner en acción lo que creo, porque tengo una responsabilidad muy grande contigo de que las personas te vean a ti reflejado en mí. De nada me sirve decir que creo en ti y tengo fe si me quedo totalmente inactivo. Gracias por la oportunidad que me das de tener una fe viva a través de cómo obro.