Decidido

 

 

Miercoles 31 de octubre del 2018

 

Cuando veo los Juegos Olímpicos no puedo evitar sentirme inspirado por los atletas que vienen a competir de todas partes del mundo. Hombres y mujeres decididos a hacer lo que sea necesario para ganarse una medalla en representación de su país. Se caen pero se vuelven a levantar y no se rinden, aun cuando sus mentes y cuerpos les dicen que se detengan. No importa cuáles sean sus luchas internas o externas, son personas decididas.

 

Alrededor del año 605 AC el rey Nabucodonosor de Babilonia invadió Judá. Él destruyó el templo de Salomón y luego saqueó la ciudad llevándose de Babilonia grandes cantidades de riquezas y a las personas más dotadas y talentosas. Entre ellos se encontraban Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y por orden del rey Nabucodonosor estos hombres por tres años serían entrenados en la cultura de Babilonia y luego entrarían a servir dentro del palacio real.

 

Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el vino dados por el rey. – Daniel 1: 8 NVI

 

Para Daniel el comer la comida y el vino que habían sido dados por el rey significaba comer alimentos que habían sido ofrecidos a los dioses de Babilonia. Para Daniel esto implicaría que sus talentos y dones provendrían de los falsos dioses de Babilonia y no de su Dios. Y aunque Daniel fue llevado injustamente a Babilonia, él estaba decidió a no contaminarse, habían muchas cosas que estaba dispuesto a hacer en su servicio al rey, pero comer de la comida y tomar del vino ofrecido a dioses paganos no era una de ellas. Y aunque desobedecer al rey le pudiese costar la vida, él estaba decidido a no contaminarse.

 

Daniel se fijó en su posición, él sabía lo que creía y en quien creía. Aunque había sido llevado de manera injusta Babilonia para servir al rey Nabucodonosor, y pudiese haber cuestionado a Dios, a pesar de todo esto él estaba decidido a no contaminarse.

 

Como seguidores de Jesús todos los días de nuestras vidas necesitamos estar decididos como los atletas Olímpicos a correr la carrera que tenemos por delante, ellos por su país nosotros en representación del Rey de Reyes. El apóstol Pablo escribiéndole a la iglesia en Corinto les dice: “¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran de tal manera como para obtener el premio”. Como seguidores de Jesús al igual que Daniel tenemos que estar decididos a no contaminarnos con las costumbres y prácticas de este mundo. Tenemos que saber lo que creemos y en quien creemos. Deberíamos honrar a Dios no sólo en lo que comemos, sino en todo lo que hacemos y decimos. Debemos estar decididos a honrar a Dios con nuestros cuerpos, con nuestras riquezas, con nuestras relaciones, con todo lo que tenemos y con todo lo que somos.

 

El ponerse en los zapatos de Daniel significa estar decidido a no contaminarnos a pesar del costo.

 

Padre Celestial gracias porque me enseñas la importancia de no dejarme contaminar por lo que las costumbres y las prácticas que veo en este mundo, ayúdame a ser como Daniel, que sin importar lo que le pudo haber costado estuvo dispuesto a honrarte a ti, servirte a ti y creer en todo momento que Tú eres quien dices ser y que siempre haces lo que has prometido hacer.