Dichosos

 

 

Jueves, 12 de abril, 2018

 

En la película “Coming to América” Eddie Murphy desempeña el papel del príncipe Akeem Joffer, heredero al trono de Zamunda. Cuando sus padres, el rey y la reina le presentan la novia que ellos habían escogido y preparado para él, Akeem trama un plan para viajar a los Estados Unidos para encontrarse una esposa. Una mujer que fuese independiente, que lo amara y respetara no por su posición y riquezas, sino por quien él era como persona. Por eso, cuando Akeem llega a los Estados Unidos alquila un apartamento en un barrio pobre y toma un trabajo en un restaurante de comida rápida. Poco después de haber comenzado a trabajar Akeem se enamora de Lisa, una de las hijas del propietario del restaurante, pero nunca le revela su verdadera identidad a ella.

 

Es curioso ver cómo los discípulos habían pasado tanto tiempo con Jesús pero en realidad no sabían quién Él era. Lo habían oído predicar y lo habían visto hacer todo tipo de milagros; sanidades, liberaciones, lo habían visto alimentar a miles de personas con sólo cinco canastas de pan y dos peces. Pero no fue hasta que se encontraron en medio de una tormenta que amenazaba con quitarles la vida que finalmente reconocieron quién era Jesús realmente.

 

Mateo 14:33 NVI

 Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: —Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.

 

Después de todos los milagros que los discípulos habían presenciado, después de todas las prédicas que habían escuchado, nada de eso causó que adoraran a Jesús como el Hijo de Dios. No fue hasta el día en que Jesús vino hasta ellos sobre las aguas y los rescató de una gran tormenta que amenazaba con quitarles la vida que ellos se dieron cuenta de que estaban en la presencia del Hijo de Dios.

 

Lecciones de la tormenta.

No vas a adorar a Jesús hasta que la prueba de tú fe te lleve a reconocer a Jesús por lo que Él verdaderamente es.

 

Es por eso que Santiago nos dice que deberíamos considerarnos muy dichosos cuando estemos enfrentando diversas pruebas, ya que la prueba de nuestra fe produce constancia. Y el resultado final de la constancia nos llevará a ser perfectos e íntegros, sin que les falte nada.

 

Amado Jesús lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida es llegar a reconocerte como el Hijo de Dios, por eso te doy gracias por todas las circunstancias difíciles de mi vida, porque Tú no sólo me rescatas de cada una de ellas viniendo hacia mí, sino que yo puedo ver quien verdaderamente Tú eres.