Dios Mismo
Martes, 22 de mayo
Pocas cosas pueden provocar que una personas busque más de Dios que las adversidades. Como pastor, año tras año, veo todo tipo de personas que llegan a la iglesia buscando que Dios intervengan en sus vidas. Vienen con problemas relacionales, situaciones financieras, dificultades legales, adicciones, soledad y todo tipo de problemas. Cuando llegan, su primera impresión es de gran esperanza, la cual rápidamente se ve desvanecida cuando Dios les pide hacer algo que no tiene sentido. Vienen con un problema relacional y Dios les dice, “necesitas salir de esa relación”, pero eso no es lo que esperaban. Dicen, esperaba que Dios arreglara a la otra persona, no que me dijese que dejase la relación. En algunos casos la persona quiere salir de la relación y Dios le dice, “No, quiero que sigas trabajando en esa relación”. Y cuando esto sucede, cuando Dios no actúa de la manera que esperamos, la tendencia es sentirnos desilusionados y marcharnos.
En el libro de 2 Reyes leemos la historia de Naamán, un hombre que se había enfermado de lepra y decidió viajar a Israel para ver al profeta Eliseo buscando un milagro. A su llegada Eliseo no lo recibe, más bien le envía un mensaje instruyéndole a bañarse en el río Jordán. Cuando Naamán escuchó las instrucciones de Eliseo se marchó enfurecido y dijo: “¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!” Pero eso no fue lo que sucedió y Naaman enfurecido se marchó.
Afortunadamente Naamán andaba con unos siervos muy sabios que le dijeron: “Si el profeta te hubiera dicho que hicieras algo complicado, ¿no lo hubieras hecho? ¡Con más razón si lo único que te dice es que te zambulla, y así quedarás limpio!”
Entonces Naamán, siguiendo el consejo de sus siervos, decidió obedecer las instrucciones de Eliseo. Y cuando se bañó en el río Jordán, su piel se volvió como la de un niño. Entonces regresó a la casa de Eliseo y le dijo: “Ahora sé que no hay Dios en todo el mundo excepto en Israel.
“Por favor, permítame usted llevarme dos cargas de esta tierra, ya que de aquí en adelante su servidor no va a ofrecerle holocaustos ni sacrificios a ningún otro dios, sino sólo al Señor”. 2 Reyes 5:17 NVI
Cuando Naamán llegó inicialmente a la casa de Eliseo, vino buscando el ser sanado. Sin embargo las instrucciones de Eliseo no tenían sentido alguno para él, pero a regañadientes decidió obedecerlas y al hacerlo fue sanado. Ahora ten en cuenta que Naamán le pregunta a Eliseo si se puede llevar un poco de tierra con él, no el agua del río. Y la razón es que en tiempos antiguos la gente creía que Dios habitaba sobre la tierra y lo que Naamán quería más que cualquier otra cosa era llevarse a Dios con él a su casa. Sabía que no fueron las aguas del río las que los sanaron, sino más bien Dios mismo.
Cuando pasamos por adversidades nuestra meta siempre es buscar alivio, pero la meta de Dios es revelarse a nosotros de manera personal. Y cuando esto sucede lo menos que vamos a celebrar son los milagros. Lo que vamos a celebrar es habernos encontrado con el que hace los milagros, con Dios mismo.
Padre Celestial cuántas veces voy a ti para que me resuelvas una situación adversa y al tú mandarme algo específico no le encuentro sentido, pero cuando decido obedecerte de todas maneras al final siempre me doy cuenta de que Tú querías revelarte a mi vida y la situación era simplemente un vehículo para hacerlo. Gracias Señor, porque al obedecerte siempre termino encontrándome de cerca contigo.
Robert Cruz Jr.
Bobby Cruz Jr. became Senior Pastor of CDA Miami in 1999, continuing the work that his father, Bobby Cruz began in 1980. Bobby Jr. is an engaging speaker whose passion is to lead people in a growing relationship with Jesus. He has five children and he lives with his wife Ana in Doral, FL.