El ajetreo corrompe la intimidad

Miércoles, 26 de febrero

Cuando tienes una relación íntima con alguien hay en ti un sentido de ser importante y una prioridad en la vida de esa persona. Así mismo, en la otra persona también existe ese sentido de ser importante en tu vida y una prioridad. Ya sea entre padres e hijos o entre un esposo y una esposa, esto es cierto en todas nuestras relaciones, incluyendo nuestra relación con Dios.

Estar ocupado corrompe nuestras relaciones, especialmente las relaciones más íntimas. Cuando estamos ocupados la persona con la que tenemos una relación no siente que él o ella es una prioridad en nuestras vidas. Pregúntale al niño de un padre adicto al trabajo que nunca tiene tiempo para participar en sus actividades, qué o quién es la prioridad en la vida de su papá y te responderá: su trabajo. El resultado final es que el niño no siente que él o ella es la prioridad. Una vez más esto se aplica a todas nuestras relaciones, incluyendo nuestra relación con Dios. Cuando permitimos que el ajetreo de la vida tome control de nuestros agendas, eventualmente acabará con la intimidad.

En la lectura bíblica de hoy vemos la historia de dos hermanas que habían recibido a Jesús como invitado en su casa. Una de ellas se distrajo por los preparativos que deben ser realizados, mientras que la otra simplemente se sentó a los pies de Jesús. La que se distrajo con los preparativos eventualmente fue a quejarse de su hermana con Jesús, quien se supone que sea su invitado. Jesús respondió: ” María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.”

No permitas que el ajetreo de la vida corrompa tus relaciones íntimas, especialmente tu relación con tu Padre Celestial. ¿Has estado muy ocupado últimamente? Dale prioridad a tu tiempo a solas con Dios.

Lectura Bíblica
Lucas 10:38-42


Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que Él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a Él y le dijo:
—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!
—Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.

Padre Celestial en el mundo en que vivimos es muy fácil desenfocarnos de nuestras prioridades dañando nuestras relaciones íntimas, incluyendo nuestra relación contigo. Ayúdanos a estar quietos y a no preocuparnos, haciendo lo único que es necesario: estar a tus pies escuchándote.