El Crecimiento Requiere Rendir Cuentas

Miércoles, 22 de enero

La Biblia nos enseña que nuestra relación con Dios es personal e íntima, como la de un padre con un hijo o un esposo con su esposa. Sin embargo, aunque es personal e íntima no es privada. Somos responsables los unos por los otros. Responsabilidad simplemente indica que debemos de rendirle cuentas a una persona o un grupo de personas. Esta dinámica ocurre todos los días de nuestra vida con la gente con que interactuamos, que de repente ni conocemos y que ni siquiera nos gustan, en la escuela, en nuestros puestos de trabajo, con las compañías de crédito, incluso en nuestras familias. Pero cuando hablamos de rendir cuentas en nuestra vida espiritual tendemos a resistirnos y decir: ” mi relación con Dios es problema mío. “Nada podría estar más lejos de la verdad. Dios en su sabiduría nos hizo un cuerpo y a Jesús la cabeza, y no se puede separar el uno del otro, estamos conectados y eso implica que debemos de rendirnos cuentas.

La responsabilidad es una de los recursos más importantes que Dios usa para ayudarnos en nuestro crecimiento espiritual. Podemos ver los beneficios de rendir cuentas, de hecho es una excelente herramienta que la vemos en cualquier aspecto de la vida, como un atleta que aunque con un talento o habilidad superior a su entrenador de igual forma le rinde cuentas, porque sabe que es para su propio beneficio.

¿Considerarías invitar a una persona o grupo de personas para que te ayuden en tu crecimiento espiritual? ¿Y que cuando les rindas cuentas seas completamente honesto con ellos?

Lectura de la Biblia
1 Corintios 12:24-26


Pero Dios ha puesto el cuerpo, dando mayor honra a los que menos tenía , por lo que no debe haber división en el cuerpo, sino que sus miembros deben tener la misma preocupación por los demás. Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro es honrado, todos los miembros con él se gozan.

Padre Celestial ayúdame a entender que mi relación contigo no es privada, que yo pueda rendirle cuentas a otros y que también ellos puedan rendirme cuentas a mí, para que todos podamos crecer.