El Hijo de Dios Su Poder

Viernes, 20 de marzo

Como seguidores de Jesús, muchos cristianos tienden a subestimar la astucia del diablo, sin embargo Jesús nunca lo hizo. Cuando Jesús entró en el cuadrilátero en el desierto vino preparado, llegó lleno del Espíritu Santo. Jesús no iba a subestimar a su oponente y tampoco su astucia.

El diablo es más astuto de lo que la mayoría de los cristianos le dan crédito. Su meta es hacer que pequemos, pero es paciente hasta llevarnos paso a paso al pecado. Déjame darte un ejemplo de lo que quiero decir. Creo que todos estamos de acuerdo en que el adulterio es un pecado, pero antes de que se pueda cometer el pecado de adulterio hay muchos pasos que se deben tomar para llegar allí. Primero, tienes que conocer a la otra persona, no hay nada malo con esto. Entonces debes empezar a tener algún tipo de relación con esa otra persona, tampoco hay nada malo en esto. Tal vez sigas saliendo con esa persona para tomarte una taza de café, nada de malo con esto tampoco. Creo que ya sabes hacia donde vamos, que antes de cometer el pecado hay pasos que tomamos hasta llegar ahí. Ahí es donde nuestro adversario el diablo es un genio, él nos va llevando poco a poco, paso a paso a lo largo del camino hasta que finalmente caemos presa de su astucia.

Cuando miramos las tentaciones con las cuales Jesús tuvo que luchar en el desierto, la intención del diablo era llevar a Jesús, poco a poco, por cuarenta días y paso a paso hasta llevarlo a pecar, a desconfiar de Dios. Fue el diablo quien tentó a un Jesús con hambre para intentar de que diera el paso de convertir las piedras en pan, ¿qué hay de malo en eso? Fue el diablo quien tentó a Jesús, el “Rey de Reyes”, para que diera el paso de quitarle los reinos de este mundo, ¿qué hay de malo en eso? Fue diablo quien tentó a Jesús el “Hijo de Dios” de dar el paso de poner a Dios a prueba, para ver si realmente lo protegería, ¿qué hay de malo con eso? Lo que el diablo quiere es que des el primer paso. En el Jardín del Edén no todo comenzó con haber comido de la fruta prohibida. Se comenzó contemplándola, a esto le siguió una conversación con el diablo sobre lo que se puede y no se puede hacer. Por último, ambos comieron, ambos pecaron.

El diablo es más astuto que nosotros, no cometas el error de subestimarlo. La buena noticia es que hay una manera comprobada de vencerlo. No es simplemente observando cada paso que damos. Es a través de la llenura del Espíritu Santo. La mayoría de la gente que conozco entran en un ayuno para llenarse del Espíritu Santo, Jesús entró en Su ayuno ya lleno del Espíritu Santo. ¡Oh, el diablo es tan astuto! Fue durante y después de que Jesús ayunó que el diablo lo tentó, porque él también nos atacará cuando menos lo esperemos. Que bueno que Jesús entró al ayuno lleno del Espíritu Santo.

En la batalla en el desierto el marcador lee: ¡Tres a cero para el ganador Jesús! Pero Jesús nunca bajó la guardia. Él sabía que el diablo estaría de vuelta.
Y también sabía que para poder ganarle todas las batallas al diablo, (y precisamente fue esto lo que hizo), tendría que mantenerse lleno del Espíritu Santo. Él entendía que el Espíritu Santo era Su poder.

Lectura Bíblica
Lucas 4:1-2 y 13

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.

Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.

Padre Celestial, desde el momento en que decidí que Jesús fuera mi amigo me volví enemigo del diablo, por esto no puedo subestimarlo, necesito estar lleno de tu Espíritu Santo para estar preparado cuando Satanás trate de llevarme paso a paso a pecar. Ayúdame a enfrentar las batallas de mi vida lleno de ti, para que al igual que pasó contigo, el marcador esté a mi favor.