El que tenga oídos…

 

 

 

Miercoles 13 de junio de 2018

 

Lo que alguna mujer podría decir …

 

¿De nuevo se te olvidó traer la leche y el pan? Por cierto, esta habitación es un desastre, ¿Se te hace tan difícil poner tus medias sucias en la canasta? ¡No soy tu criada! ¿ME ESTÁS ESCUCHANDO? Me dijiste que ibas a cambiar la bombilla de la cocina, si no la cambias ahora mismo, no esperes cenar esta noche.

 

Lo que algún un hombre podría escuchar …

 

Bla, bla, bla, bla, bla, bla … ¿Me estás escuchando? Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla … ¡No hay cena esta noche!

 

EL QUE TENGA OÍDOS, QUE OIGA

 

El factor más importante en nuestras vidas es el desarrollar la habilidad de escuchar la voz de Dios. En los cuatro evangelios combinados, la frase, “el que tenga oídos, que oiga” aparece siete veces. En el libro de Apocalipsis, la frase “el que tiene oídos, que oiga” aparece otras siete veces. Créelo o no, Dios te está hablando constantemente, ¿lo estás escuchando? Hay muchas voces que te hablan, así que si quieres escuchar Su voz deberás practicar la audición enfocada.

 

5 pasos para enfocarte en escuchar la voz de Dios:

  1. Retírate,Jesús regularmente se retiraba a lugares solitarios para concentrarse en escuchar a Su Padre Celestial. Debes aprender a encontrar un lugar retirando del ruido y las distracciones en donde puedas enfocarte en escuchar la voz de Dios.

 

  1. Espera en silencio,Oh pueblos, esperen en él en todo tiempo;
    derramen delante de él su corazón porque Dios es nuestro refugio
    .” (Salmos 62: 8). El vivir de prisa no te permite enfocarte en escuchar lo que Dios quiere decirte.

 

  1. Lee la Biblia, la forma predilecta de Dios hablarte es a través de la Biblia. No esperes escuchar una voz, concéntrate en leer un versículo o un capítulo.

 

  1. Escribe,acostúmbrate a escribir lo que Dios te haya dicho, ya sea que lo entiendas o no, esto te ayudará a recordar y mantenerte enfocado en lo que Dios te ha dicho.

 

  1. Revísalo regularmente, a veces Dios te hablará a tu futuro. Puede ser que presentemente le estés pidiendo a Dios que te hable, pero si revisas tus notas de manera regular, verás que ya te había hablado en el pasado.

 

Padre amado no puede expresarte con palabras lo agradecido que estoy por tu gran amor, por tu interés en mi vida, por haberme salvado primeramente y por día a día esperar que yo me acerque a ti para hablarme. Es un privilegio que no merezco Señor, ¡tu amor me maravilla! Te agradezco tanto esta enseñanza que me estás dando Señor, porque quiero reconocer tu voz siempre y estar atento a cada una de tus direcciones para mi vida.