INGRESOS

 

 

 

Jueves 21 de junio de 2018

 

DEFINICIÓN:

Una ganancia o un beneficio recurrente generalmente medido en dinero que se deriva de capital o trabajo.

 

Moisés en su época estuvo entre las personas más ricas y poderosas del mundo. Aunque nació de padres hebreos y humildes, se crio en la corte real como el hijo de la hija del Faraón. En ese momento Egipto era la nación más rica y poderosa del mundo. Como nieto del faraón, Moisés creció sin tener que preocuparse por sus ingresos, no le faltaba nada. Pero a la edad de cuarenta años, después de un intento fallido de proteger al pueblo hebreo del abuso que sufrían como esclavos, tuvo que salir huyendo y dejar atrás todos sus beneficios. Ahora, lejos de su hogar y de los privilegios de un ingreso ilimitado, tenía que formar una nueva vida por sí mismo. El que una vez fue príncipe de Egipto y vivió en un palacio con ingresos ilimitados ahora vivía en el desierto y trabajaba cuidando las ovejas de otra persona.

 

Un día, mientras Moisés cuidaba las ovejas de Jetro, el hombre con cuya hija se casó, Dios se le aparece y le dice: He visto la miseria y el sufrimiento de mi pueblo esclavizado en Egipto. Voy a hacer algo al respecto, ¿estás listo? Moisés básicamente respondió, ya yo intenté eso y como puedes ver, no me fue muy bien. “¿Qué tienes en la mano?” le preguntó Dios a Moisés. “Una vara”, respondió. Entonces Dios le ordenó “déjala caer al suelo” y al dejarla caer se convirtió en una serpiente. “Recógela” le dijo Dios, y al recogerla se convirtió de nuevo en un pedazo de madera seca. Dios le estaba diciendo a Moisés, Yo sé que intentaste ayudar a mi pueblo a través de tu identidad, influencia e ingresos que como príncipe disfrutabas y sé que no pudiste. Sin embargo, si me das lo que tienes en la mano haré que cobre vida, pero si te aferras a lo que tienes, solo será un pedazo de madera sin vida.

 

En nuestra cultura presente, la meta es crear igualdad de ingresos, pero en el mundo de Dios, la igualdad nunca ha sido el objetivo. Con Dios no se trata de cuánto tienes, se trata de lo que haces con lo que tienes. Para Moisés, su vara representaba su fuente de ingresos. De hecho, cuando contaba con una fuente de ingresos ilimitada no pudo cumplir el deseo de su corazón de libertar a su pueblo, pero cuando le entregó a Dios su pequeño ingreso, Él lo utilizó para liberar a millones de personas que habían sido esclavizadas por cientos de años. Con Dios no es la cantidad lo que cuenta, no es la igualdad financiera lo que está buscando. Dios está buscando personas que confíen en Él lo suficiente como para rendirle lo que sea que tengan en sus manos. Porque Dios puede hacer más con una persona con un ingreso limitado de pastor que confía en Él que lo que puede hacer con un príncipe que vive en un palacio y confía en sus ingresos ilimitados.

 

¿Qué tienes en tus manos?

 

Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.– Mateo 6: 31-33 NVI.

 

Padre celestial que poder tan grande hay en esta enseñanza que me estás dando hoy, porque me demuestra que no tiene nada que ver si lo que tengo en mis manos es mucho o poco, lo importante es que confíe en ti y te lo entregue para que tú puedas hacer maravillas con eso y cumplir tu propósito a través de mí, al igual que hiciste con Moisés.