Inventario Espiritual

Lunes, 20 de enero

Mi esposa tiende a guardar las cosas, yo tiendo a botarlas. De vez en cuando si mi esposa está fuera de la casa a mi me da por limpiar. Por lo general comienzo en el garaje, que es en donde termina todo en nuestra casa. Empiezo por ir a través de todos los artículos y las cajas. Luego llega el momento de tomar decisiones. Tengo que asignarle un valor a todo y luego decidir cuales cosas se quedan y cuales se van. Algunas de nuestras posesiones se convertirán en basura y otras las mantendremos.

Lo mismo sucede cuando se trata del crecimiento espiritual, de vez en cuando debemos hacer una limpieza. Debemos hacer un inventario y asignarle un valor a las personas, animales y objetos que han pasado a formar parte de nuestras vidas. En nuestra lectura de la Biblia hoy, eso es precisamente lo que el apóstol Pablo está haciendo, poniendo una etiqueta de basura a cualquier cosa que no contribuye al crecimiento de su relación con el Señor. A Pablo no le preocupaba lo que pudiera perder, aunque fuese su reputación o cosas materiales. Su preocupación principal era conocer más a Cristo.

¿Habrá algo en tu vida que se ha convertido en un obstáculo para tu crecimiento espiritual? Tal vez es hora de hacer un inventario espiritual.

Lectura Bíblica
Filipenses 3:7-14 TLA

Pero, gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora pienso que no vale la pena lo que antes consideré de valor.Todo eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley, sino por confiar en Cristo, pues así es como Dios quiere aceptarnos. Por eso, lo único que deseo es conocer a Cristo; es decir, sentir el poder de su resurrección, sufrir como él sufrió, y aún morir como él murió, ¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!
Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.

Padre celestial, ayúdame a tomar un inventario espiritual de mi vida. Que pueda yo decidir qué desecho y con qué me quedo en base a lo que es valioso para ti.