La respuesta apropiada

 

 

Viernes, 21 de diciembre de 2018

 

Ninguna otra noción de Dios ha impactado mi vida tan profundamente como lo ha hecho la gracia. La gracia es la mejor y más grande idea de Dios; Es Dios amándonos incondicionalmente, rescatándonos, justificándonos y recompensándonos de forma extravagante, a pesar de que no merecemos nada de esto. Nunca me cansaré de estudiar la gracia de Dios, de analizarla, admirarla y abrazarla. Es mi tema favorito, nada se compara. La gracia de Dios tiene el potencial de extraer lo mejor de mí, pero también tiene el potencial de iluminar la hipocresía en mí. Digo hipocresía, porque por un lado me encanta recibir la gracia, pero por el otro no me gusta dispensarla. Pero la verdad es que para cualquier persona que haya sido recipiente de la gracia de Dios, solo hay una respuesta apropiada, dar por gracia lo que por gracia hemos recibido.

 

¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?”

 – Mateo 18:33 NVI.

 

En la parábola del siervo despiadado, Jesús cuenta la historia de un hombre pobre que de alguna manera se encontró endeudado con su amo por millones de dólares. Una cantidad tan grande que incluso si trabajara toda su vida e invirtiera el 100% de sus ingresos para pagarla, sería imposible pagar esta deuda. Un día, su amo llamó a su siervo y le dijo que ya era hora de saldar la deuda. Obviamente no había manera de que el siervo pudiese, así que el amo ordenó que se vendiese al siervo, a su esposa y a sus hijos para al menos recuperar de esta manera parte de la deuda. Al escuchar esto, el sirviente cayó de rodillas al suelo y le rogó a su amo que le diera un poco de tiempo más para pagar la deuda. El amo sintió compasión por su sirviente, pero también sabía que no había manera de que pudiera pagarla. Así que, el amo se encontró con dos opciones, o recuperaba parte de la deuda vendiendo al sirviente y a su familia o le extendía gracia y le cancelaba la deuda al sirviente. El amo optó por extenderle gracia.

 

Cuando el sirviente salió de la presencia de su amo, se encontró con un hombre que le debía una pequeña cantidad de dinero, lo agarró por el cuello y le exigió que le pagara. Este hombre cayó de rodillas y le rogó al sirviente que le diese un poco más de tiempo. En el caso de este hombre, es muy posible pensar que podría haber hecho el pago en unos pocos días o semanas. Pero el sirviente no tuvo compasión con este hombre, así que lo arrestaron y lo enviaron a la cárcel. Pero otros sirvientes que estaban cerca vieron lo que había sucedido y le informaron al amo lo que su sirviente había hecho. Cuando el amo se enteró de lo que había sucedido, se enfureció y mando a llamar al sirviente y le dijo: “¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” ” Entonces el amo dio ordenes de que el sirviente fuese entregado al carcelero para ser torturado hasta que pudiese pagar su deuda.

 

La única respuesta correcta y apropiada a la gracia es dar por gracia lo que por gracia hemos recibido.

 

Padre Celestial gracias por perdonarme la deuda tan grande que tenía contigo, no había manera de pagarte por mis pecados, sin embargo me extendiste tu gracia y mandaste a tu Hijo a que cancelara la deuda que yo tenía contigo; no permitas que yo lo olvide, ayúdame a recordarlo cada día de mi vida y a dar por gracia lo que he recibido y sigo recibiendo de ti por gracia.