La Vida Simple

 

 

Desde el punto de vista como adulto miro hacia atrás hacia mi infancia y creo que la vida era tan simple entonces. Mis preocupaciones eran pocos, no habían cuentas que pagar, no había necesidad de calendarios y agendas. En cuanto a las preocupaciones las dejaba todas en las manos de mis padres. Pero con la edad adulta llega responsabilidades, cuentas que pagar, agendas sobreocupadas, diferentes relaciones y mas y mas responsabilidades. No estoy tratando de dar a entender que las responsabilidades son una cosa mala, sino todo lo contrario, pero puede haber un lado oscuro de responsabilidades y es cuando nuestras responsabilidades se vuelven preocupaciones.

Nuestras responsabilidades son manejables; nuestras preocupaciones no son. Cuando manejamos correctamente nuestras responsabilidades conducen a resultados positivos. Cuando se trata de preocupaciones, no son manejables y siempre nos llevan a todo tipo de resultados negativos como la ansiedad, irritación hasta que finalmente llegamos a agotarnos, abrumarnos y quemarnos.

Yo no sé ustedes, pero yo he estado allí y no paso un solo día en la que me cruzo con alguien que me dice de una manera u otra que lo quemado, agotado, cansado que están. Lo interesante es que cada uno de ellos puede tener una razón diferente para sentirse así, pero el denominador común entre todos ellos son las preocupaciones.

Podemos manejar nuestras responsabilidades, pero nuestras preocupaciones a la larga nos van a agotar. Entonces, ¿qué hacemos con nuestras preocupaciones? Bueno, creo que tenemos que volver a los días en que la vida era mas simple, los días en que dejábamos las preocupaciones en las manos de nuestros padres. La diferencia es que ahora como adultos no debemos depositar nuestras preocupaciones en manos de nuestros padres terrenales. Debemos depositar nuestras preocupaciones en las mano de nuestro padre celestial.

Filipenses 4: 6-7 NVI
No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.

Querido Padre Celestial, a veces las diferentes preocupaciones de la vida me abruman. A menudo dejo que mis responsabilidades se conviertan en preocupaciones y luego termino quemado. Por eso quiero depositar en tus manos todas y cada una de esas cosas que me preocupan, y te pido para que tu paz guarde mis emociones y todos mis pensamientos en Cristo Jesús.