Lleno de gracia

 

 

Martes, 04 de diciembre de 2018

 

 

Se dice que la Navidad es la época más maravillosa del año. Sin embargo, para muchos, puede ser la época más estresante e injusta del año, porque es la época en que posiblemente tengan que enfrentarse cara a cara con personas que les han hecho algún mal. Es tu ex pareja que se presenta en la fiesta de Navidad y, para colmo, se presenta con su nueva pareja. Tal vez planeabas asistir a una fiesta de Navidad, pero sabes que habrá gente que te ha ofendido, así que decides quedarte en casa. Luego están las personas que están molestas contigo, que sienten que tú les has hecho algún mal. Pero la verdad es que precisamente es todo ese estrés e injusticias lo que hacen que la Navidad sea la época más maravillosa del año.

 

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.– Juan 1: 14 NVI

 

Cuando Dios envió a Jesús al mundo nos tomó a todos por sorpresa, porque no se parecía en nada a lo que nos imaginamos que hubiese sido. La mayoría de las personas esperaban que Jesús viniese lleno de justicia y de verdad o quizás de juicio y de verdad. Pero Dios nos tomó a todos por sorpresa cuando envió a Jesús lleno de gracia y de verdad. Hablando de la verdad, es cierto que muchas personas te han fallado pero también es cierto que todos le hemos fallado a Dios. La verdad es que lo hemos ignorado, nos hemos distanciado de Él y le hemos hecho promesas que nunca cumplimos. Pero toda la gloria sea a Dios que no envió a Jesús al mundo para buscar justicia o juicio, sino más bien para derramar su gracia. Porque, por otro lado, la verdad es que no fue justo que Jesús muriera por nuestros pecados, pero lo hizo de todos modos. Porque, aunque llegó al mundo lleno de verdad, esa verdad que demuestra que todos somos personas imperfectas, también vino lleno de gracia. La gracia que no ignora nuestros pecados, si no que más bien nos perdona y nos limpia de ellos.

 

La gracia es lo que hace que la Navidad sea la época más maravillosa del año, porque sin la gracia solo habría justicia y verdad. La justicia y la verdad que condenaría a las personas que nos han ofendido o hecho algún mal.  Pero que también nos condenaría a nosotros que hemos pecado contra Dios y que también hemos hecho algún mal. Lo interesante es que la gracia es el regalo de Dios para toda la humanidad, sin embargo para recibirla existe un requisito, tienes que admitir que eres culpable. No sé de ti (aunque en realidad si lo sé) pero yo he pecado contra Dios y he lastimado a algunas personas. Pero le agradezco a Dios que no envió a Jesús al mundo lleno de justicia y de verdad sino más bien lleno de gracia y de verdad.

 

Mi precioso Jesús que maravilloso eres, viniste a este mundo a darme lo que más necesitaba y no lo que más merecía; si no hubieses venido lleno de gracia esta época del año no tendría el verdadero sentido que tiene, porque tu gracia me da lo que no merezco y me libra de lo que sí merezco, ser condenado por haber pecado contra ti y contra otros. Ayúdame a mí también a extender esa gracia a mi prójimo cada día de mi vida.