Miedo a la Intimidad

Martes, 18 de febrero

Hoy para comenzar, me gustaría que viéramos cómo luce una relación íntima a través de la Biblia. Intimidad es ser completamente conocido, tanto en lo bueno como en lo malo y lo feo. Es imprescindible un pleno conocimiento de la persona para que sea completamente aceptada, sin miedo alguno al rechazo. En otras palabras, intimidad exige que la persona que está en una relación sepa incluso hasta los pensamientos y acciones más oscuras. Eso asusta, que mi esposa sepa hasta el último de mis pensamientos más oscuros. Todos somos muy buenos representando la imagen de cómo queremos ser percibidos, el único problema es que, mientras sea una imagen es imposible experimentar la verdadera intimidad. Para que haya una verdadera intimidad, tenemos que saber que somos amados por quien realmente somos y no por la imagen que proyectamos.

Este es el problema de la cultura de hoy: hay infinidad de sexo por todos lados. Y yo no tengo que decir esto para que todos sepamos que es casi imposible pasarse un día sin ver u oír hablar de sexo. Hoy en día el sexo se ha convertido en una sustitución del un profundo deseo con el que fue programado cada ser humano, el deseo de una relación íntima y el sexo por sí solo no puede satisfacer el alma humana. Sólo la intimidad nos satisface. Y a fin de cuentas, el único que nos puede amar por completo tal cual somos, con lo bueno, lo malo y lo feo es nuestro Padre Celestial. Piénsalo de esta manera, digamos que decides sentarte con las personas que más amas para confesarles absolutamente “todo”, incluso tus más íntimos pensamientos. ¡Que miedo da eso! ¿verdad? ¿Temes ser rechazado? Claro que sí y es lo que pasaría. Por lo tanto con el único que podemos tener una relación verdaderamente íntima es con nuestro Padre Celestial. Por el hecho de que Él es el único que sabe todo sobre ti, y ¿sabes lo mejor? Él todavía te ama y nunca te rechaza.

Lectura bíblica

Romanos 5:8
Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

1 Juan 4:18
Sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.

Padre Celestial ayúdame a comprender que sólo tú satisfaces mi alma, porque sólo tú me conoces tal cual soy, lo bueno y hasta lo más oscuro de mí. Ayúdame a disfrutar de esa relación íntima que sólo tú me puedes ofrecer.