Muy Feliz

 

 

Muy Feliz

Miércoles, 08 de marzo

 

Un estudio realizado por el Instituto de Austin para el Estudio de la Familia y la Cultura determinó que las personas de fe que asistían a los servicios religiosos semanalmente eran casi dos veces más propensas a describirse como “muy felices” que aquellos que no. En mi experiencia personal como pastor por más de veinticinco años hay tres razones para esto. Primero, porque como creyentes aceptamos el hecho de que el mundo es imperfecto e injusto; Por lo tanto nosotros también somos imperfectos y aun injustos. Segundo, porque entendemos que no importa lo que suceda, Dios cuida nuestras espaldas y es difícil ser infeliz cuando sabemos que aunque nuestro mundo se haga pedazos tenemos un Padre Celestial que siempre nos ofrece una salida. Y tercero, al aceptar el hecho de que somos imperfectos e injustos, dependemos de Dios para ayudarnos a convertirnos en la persona que no hemos podido lograr ser por nuestra propia cuenta.

 

 Mateo 5: 4 NBH

 

“¡Felices los que lloran, pues ellos serán consolados!”

 

Es sólo cuando el dolor de nuestra incapacidad para hacer las cosas bien nos lleva a la conclusión de que no sólo necesitamos ayuda, sino más bien un poder externo, es que podemos llegar a ser muy felices. Porque Dios es el consolador de aquellos que reconocen que su tristeza en gran parte es por causa de sus propias imperfecciones e injusticias; Porque el llena de poder a aquellos que ponen su confianza en Él.

 

  • Pues Dios esta trabajando en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a Él le agrada. Filipenses 2:13 NLT

 

  • Pues Dios… nos da un espíritu de poder, amor y autodisciplina. 2 Timoteo 1: 7

 

El aceptar la oferta de Dios para ser muy felices es el resultado de reconocer nuestra falta de poder para cambiarnos completamente y constantemente. Es reconocer que necesitamos una fuente externa de poder; necesitamos a Dios.

 

Padre Celestial te necesito para todo en mi vida, sólo con tu poder es que yo puedo hacer lo que a ti te agrada y me hace muy feliz. Gracias por ser la fuente de poder, de amor y de autodisciplina en mí, que me cambia completa y constantemente. Ayúdame a cada día de mi vida poner mi confianza en ti, inclusive cuando lloro, porque Tú prometes que seré consolado.