No te olvides de alabarlo – Bobby Cruz Jr.

 

 

Martes, 3 de enero

 

A medida que las vacaciones llegan a su fin, es hora de contemplar cuáles serán nuestras resoluciones de Año Nuevo. Año tras año, algunas de las resoluciones más comunes del Año Nuevo son: perder peso, gastar menos y ahorrar más, organizarse y enamorarse por nombrar tan solo algunos. Este año me gustaría atrevidamente y sin remordimientos tratar de impactar tus resoluciones para este Nuevo Año.

 

Salmos 103: 1-5 NVI

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas. – Rey David.

 

El rey David había escrito este salmo hacia el final de su vida. Él había experimentado ambos extremos de la vida. Había derrotado a Goliat, el gigante, pero huyó de Saúl, el cobarde. Había conquistado a todos sus enemigos y había establecido su reino, que más tarde tuvo que abandonar cuando su propio hijo decidió quitarle el trono a la fuerza. Honró a Dios danzando ante el Arca del Pacto y lo deshonró cometiendo adulterio y asesinato. Pero al mirar hacia atrás y contemplar su vida, con sus altas, bajas y todo lo demás de por medio, David hizo memoria de todos los beneficios que había recibido de parte de Dios. Recordó que Dios le había perdonado todos sus pecados y que a su debido tiempo le sanó todas sus dolencias. También recordó que Dios le había redimido su vida por causa de malos pasos y en vez de abandonarlo lo cubrió con amor y compasión. Y como si eso no fuera suficiente, también satisfizo todos sus deseos de la manera correcta e incluso lo renovó así como se rejuvenecen las águilas. Cuando David se acordó de todos estos beneficios, decidió hablar consigo mismo, con su alma y con todo su ser, y dijo: “Alaba alma mía al Señor y no olvides ninguno de sus beneficios”.

 

Nosotros también deberíamos contemplar nuestras vidas y mirar hacia atrás; mirar hacia atrás en el año pasado y mirar hacia atrás a todos los días de nuestras vidas y lo que descubriremos es que a pesar de las altas y bajas de la vida y de los muchos errores que hemos cometido Dios nos ha beneficiado. Es sólo cuando miramos hacia atrás que nos damos cuenta de lo fiel que Dios ha sido, aun cuando nosotros hemos sido infieles. Y quizás esto cause que nuestra prioridad más importante en este nuevo año sea la de alabar a Dios con todo nuestro ser.

 

Al dedicarnos a honrar a Dios a través de nuestras alabanzas, pocas personas honran a Dios más que aquellos que están comprometidos a buscarlo, seguir a Jesús y guiar a otros a Cristo. Espero que al mirar hacia atrás en tu vida consideres la posibilidad de que tu resolución de este año sea la de honrar a Dios a través de tu alabanza reflejada por tu búsqueda de Dios, el seguir a Jesús y el guiar a otros a Cristo.

 

Padre Celestial quiero que esas tres cosas sean mi resolución para este Año Nuevo, yo te alabo y te bendigo con mis labios, pero sé que la mejor forma de alabarte y honrarte es trabajar de buscar cada vez más de ti, de seguir a Jesús y de acercar a las personas a ti. Gracias por todo lo que has hecho, haces y harás en mi vida.